Por Víctor Barrera

El asesinato de Carlos Manzo, alcalde del municipio de Uruapan en Michoacán, es un hecho que revela que México sigue estando secuestrado por las organizaciones criminales y que estas han logrado cooptar a muchos funcionarios públicos, porque no existe otra explicación de este hecho.

El gabinete de Seguridad informo ayer que Carlos Manzo contaba con la protección de 14 integrantes de la Guardia Nacional, camionetas y policías municipales, y, sin embargo, lo mataron en medio de una gran cantidad de gente en una festividad de la ciudad.

Carlos Manzo sabía que lo iban a matar y posiblemente muchos funcionarios públicos también lo sabían, por ello ninguno de ellos visitó el lugar para evitar un malentendido con la gente que en estos momentos domina gran parte del estado de Michoacán, y que son las organizaciones criminales.

Porque no importa cuánta gente tenga una persona para custodiarlo, se buscará la ocasión para dispararle y llegar al objetivo de eliminar a aquellas personas que de alguna forma molestan a estos grupos criminales.

Todos nos preguntamos porque teniendo tanta gente a su lado para protegerlo es que se llevó a cabo el homicidio y la respuesta es que hubo una negociación para perpetrar el hecho. Podrán despistarse 1 o hasta 3 personas, pero 14 es verdaderamente inverosímil.

Ahora todo será, nuevamente, culpa del pasado, aquel pasado que ha servido para poder argumentar que todo estaba perdido y que se intenta recuperar, pero que no se puede hacer absolutamente nada, porque el crimen organizado ya ha rebasado toda seguridad. Y nos muestra la incapacidad de las autoridades para detenerlos y muchos más para enfrentarlos.

Desde hace años, los pobladores el estado, las autoridades del mismo y las federales que han gobernado, conocen exactamente quienes son los grupos que dominan el territorio, sin embargo, no hay estrategia suficiente para erradicarlos, porque de alguna u otra manera estos grupos criminales siempre han quedado sin castigo.

Se habla que la estrategia contra el crimen organizado avanza y que la cantidad de muertos por estas organizaciones disminuye, sin embargo, la realidad es contraria a ello y se destaca que posiblemente haya funcionarios públicos que se hacen cómplices con estas organizaciones y “ponen” a la gente para que el hecho sea mínimo y no lesione a civiles.

México no ha podido salir de esta espiral donde el crimen organizado gana terreno y lo defiende a tiros, donde las autoridades no hacen absolutamente nada y a pesar de conocer quienes integran a estos grupos criminales, no existe una estrategia para llegar a ellos y sancionarlos conforme a la ley.

Porque la descomposición de las cosas en nuestro territorio sigue elevando el nivel de inseguridad, del miedo de la gente a salir a las calles, del miedo de los inversionistas a colocar sus capitales en los estados mexicanos y la incapacidad del gabinete de seguridad para evitar todo esto.

El país sigue dominado en una parte importante de su territorio por estas organizaciones y no se puede esconder. Esto es lo peligroso del país, porque aun cuando se afirme que se busca la paz, esta es la que más beneficia a esos grupos criminales y lo a la población entera.

Ojalá y las autoridades dejen de simplemente crear narrativas para defender su incapacidad contra este mal que invade y compra a cualquier político de cualquier ideología. Porque quienes no se dejan comprar caen abatidos a balazos igual que la gente que enfrenta a esos grupos criminales.

No solo es Michoacán, son varios estados que en diferentes medidas tiene sus territorios ocupados y administrados por estas organizaciones criminales.

Porque el pasado es de los gobiernos del PRI, PAN. PRD y Morena en los estados y en lo federal. La población solo observa como poco a poco estos grupos criminales le quitan espacios de convivencia, de felicidad para convertirlos en rehenes del miedo. Y los políticos, solo se acusan unos a otros, pero no hay soluciones concretas.