Por Víctor Barrera
Cuando se habla inseguridad esta es de acuerdo con la percepción de la gente que se determina principalmente dependiendo la ciudad en donde se viva, porque no es la misma si se vie en la CDMX o en Sinaloa, y no es lo mismo la que se percibe en Iztapalapa, o en Culiacán, o en la frontera norte o en el sureste del país, porque los números de hechos delictivos varia, pero en general la percepción es que el panorama no ha mejorado en los últimos meses.
Lo que se sabe es que la política de “Abrazos y no Balazos” ya ha quedado atrás y que los delincuentes que antes se sentían intocables hoy probablemente no todos lo sean.
La nueva estrategia de seguridad, implementada por el secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch, parece, al menos en la percepción de algunos mexicanos, está dando resultados.
Porque esta estrategia, que va acompañada del uso mediático, nos muestra que cada día, se actúa en contra de las organizaciones criminales y se decomisas sustancias o insumos para producir droga, o se desmantelan laboratorios clandestinos, además de enviar las fotografías de las personas detenidas en estos hechos, aunque no sean las cabezas principales o sus socios, los delincuentes de “cuello blanco” los detenidos.
Esto ayuda un poco en la actuación de la delincuencia en el país, porque ya saben que hay otra estrategia y que posiblemente se actúe en contra de ellos, como lo señalo el propio García Harfuch ante senadores de la república, durante su comparecencia.
También es de reconocer que el mismo secretario señalo ante senadores que el trabajo realizado es importante, que hay avances, pero aún falta mucho per realizar.
El trabajo coordinado entre diferentes secretarías, la de Seguridad Pública, Marina, Defensa Nacional, la Guardia Nacional el Centro Nacional de Inteligencia y la Fiscalía General de la República, ha permitido que en gran parte del territorio, esos grupos criminales no entren y se apoderen de municipios y poblados.
Sin embargo, en otra parte de la república, estos grupos criminales no solo han hecho rehén a los pobladores, sino la extorsión en todos los niveles es la herramienta principal utilizada para que los gobiernos locales cedan ante las amenazas. Por supuesto no todos lo hacen, pero quienes, si lo hacen, corren el riesgo de un atentado a su persona, familiares o a la población del municipio o poblado.
Es precisamente esa parte de la población que aun ve con escepticismo las cifras de diminución de homicidios dolosos o de secuestros y extorsión, por lo que no se debe elevar las campanas y manifestar que ya hemos superado el tema de la inseguridad.
Sabemos que en un año será imposible desterrar el problema de la inseguridad y crímenes que derivan de esta, pero si es importante exigir al gobierno que actúe en contra de esos grupos y que vaya también con quienes detrás de un escritorio o un puesto público apoyan a esos grupos a cambio de prebendas, pero poniendo en riesgo a todo el país.