Por Víctor Barrera

Nuevamente, los legisladores del oficialismo, Morena, PT y PVEM se dejaron llevar por la narrativa de ayudar al pueblo y aprobaron el incremento en la tasa del impuesto a bebidas edulcoradas y también un nuevo impuesto a bebidas elaboradas con azúcar, bajo el argumento que esto podrá inhibir el consumo de los mismos por la población.

Se esgrimió, a lo largo de la discusión del tema, en el pleno de la cámara de diputados, que esta medida ayudará a la salud de los mexicanos. Sin embargo, no tocaron el tema de mayor importancia, México es uno de los países con alto nivel de consumo de estos productos, derivado de la falta de agua potable en muchas localidades de nuestro país.

Es decir, más allá de corregir una falta de trabajo del gobierno para llevar agua a todos los mexicanos, se castiga a los pobladores a pagar más por consumir un producto que muchos utilizan para saciar su sed.

A estos impuestos se suman los que se impone a otros productos como lo es el tabaco, que en su presentación de cigarro incrementa su tasa impositiva, por ser el de mayor consumo, mientras que, en otras presentaciones, que tiene costos más altos, la tasa impositiva queda casi en el mismo nivel.

Se impone un impuesto a los videojuegos, para evitar que los niños se pasen horas frente al televisor o pantalla. Pero no se habla de los altos niveles de inseguridad persistentes en México, hechos que lamentablemente los niños y adolescentes miran y escuchan cada mañana y por ello ven la violencia como algo cotidiano.

En cuanto a precios de servicios, tarifas y tramites, que antes eran gratuitos y que es obligación del gobierno otorgar a los pobladores se incrementan, algunos de ellos superiores la nivel de la inflación el año pasado.

Sumando todo esto, los legisladores del oficialismo otorgan un duro golpe a la economía de los hogares mexicanos, porque no son las empresas quienes pagaran esos incrementos en los impuestos, sino el consumidor final, es decir la gente.

Es cierto que se espera que en os próximos meses se hable del incremento al salario mínimo, que en los últimos años fue bastante sustancial, pero trajo consigo también un incremento a los productos de la canasta básica, que nulificaron de manera pronta el incremento salarial.

Estos incrementos se deben a que el costo de producción es aún más caro, porque los agricultores han ido perdiendo los apoyos que los gobiernos anteriores otorgaban, como precios de garantía en la compra de la producción, se otorgaban fertilizantes a precios bajos y la banca de Desarrollo los acompañaba con créditos con tasas de interés accesibles.

Ahora no hay nada de ello, la banca de Desarrollo ha cerrado la oportunidad de los llamados “créditos blandos”, los fertilizantes encarecen, los insumos para el sector agropecuario brillan por su ausencia y el campo mexicano produce menos.

Este primer Paquete Económico de Claudia Sheinbaum, mostró que el gobierno federal necesita dinero y la única forma de conseguirlo es a través del incremento de los impuestos y no generando las condiciones para atraer inversiones que se traduzcan en riqueza.

Los gobiernos de la autollamada 4T, se han dedicado a distribuir la pobreza y no a asumir su responsabilidad de crear riqueza.