El Kremlin dijo el domingo que Rusia estaba profundamente preocupada por la posibilidad de que Estados Unidos suministrara misiles Tomahawk a Ucrania, advirtiendo de que la guerra había llegado a un momento dramático con una escalada por parte de todos los bandos.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el lunes que antes de aceptar proporcionar Tomahawks, querría saber qué planeaba hacer Ucrania con ellos porque no quería escalar la guerra entre Rusia y Ucrania. No obstante, dijo que «más o menos había tomado una decisión» al respecto.

Los misiles Tomahawk tienen un alcance de 2,500 km, lo que significa que Ucrania podría utilizarlos para ataques de largo alcance en el interior de Rusia, incluido Moscú. Algunas variantes retiradas de Tomahawks pueden llevar una cabeza nuclear, según el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.

«El tema de los Tomahawks es extremadamente preocupante», dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, a la televisión estatal rusa, en declaraciones publicadas el domingo. «Ahora es realmente un momento muy dramático en términos del hecho de que las tensiones están escalando desde todos los lados».

La guerra en Ucrania, la más mortífera en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, ha desencadenado el mayor enfrentamiento entre Rusia y Occidente desde la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962, y los funcionarios rusos dicen que ahora están en un conflicto «caliente» con Occidente.

Peskov dijo que si se lanzaran Tomahawks contra Rusia, Moscú tendría que tener en cuenta que algunas versiones del misil pueden llevar cabezas nucleares.

«Imagínense: se lanza un misil de largo alcance y está volando y sabemos que podría ser nuclear. ¿Qué debería pensar la Federación Rusa? ¿Cómo debería reaccionar Rusia? Los expertos militares en el extranjero deberían entenderlo», dijo Peskov.

El Financial Times informó el domingo de que Estados Unidos lleva meses ayudando a Ucrania a organizar ataques de largo alcance contra instalaciones energéticas rusas. El FT afirmó que la inteligencia estadounidense ayuda a Kiev a planificar la ruta, la altitud, el momento y las decisiones de la misión, lo que permite a los drones de ataque de largo alcance y unidireccionales de Ucrania eludir las defensas aéreas rusas.

Putin presenta la guerra como un momento decisivo en las relaciones de Moscú con Occidente, que según él humilló a Rusia tras la caída de la Unión Soviética en 1991 con la ampliación de la OTAN y la invasión de lo que considera la esfera de influencia de Moscú, incluidas Ucrania y Georgia.

Ucrania y sus aliados lo han considerado una apropiación de tierras al estilo imperial y han prometido en repetidas ocasiones derrotar a las fuerzas rusas.