Las asociaciones que agrupan a los comercializadores de gas licuado de petróleo GLP), en Colombia, México y Perú anunciaron la creación de una alianza inédita en el sector energético regional. Agremgas, en representación de Colombia, Amexgas, como gremio mexicano y la Sociedad Peruana de Gas Licuado, Splg, formalizaron un pacto que busca colocar al gas LP en el centro de las discusiones sobre transición energética en América Latina y proyectar su papel más allá del ámbito doméstico.
El acuerdo, que tendrá una vigencia inicial de dos años, se plantea como un espacio de cooperación en el que los tres países coordinarán esfuerzos para fortalecer la comercialización del gas licuado en la región. La intención es que, a través de una agenda compartida, se logre avanzar en temas de estandarización técnica, regulación, digitalización de servicios y logística de distribución. Los gremios resaltaron que uno de los ejes principales será la construcción de una plataforma empresarial conjunta que les permita ganar representatividad, negociar en mejores condiciones ante las autoridades nacionales y organismos multilaterales, y sobre todo consolidar un discurso común frente a los retos del sector energético.
Los voceros explicaron que el pacto busca elevar el perfil del GLP como alternativa energética moderna, segura y competitiva, con beneficios concretos tanto para los hogares como para la industria. En América Latina, más de 70% de los domicilios urbanos depende hoy del GLP para cocinar, lo que se traduce en una demanda anual cercana a los 30 millones de toneladas, equivalentes a unos 300 millones de usuarios. Sin embargo, su uso no se limita a la cocina doméstica: en los últimos años ha venido ganando terreno en aplicaciones industriales, comerciales, marítimas e incluso en el transporte automotor, lo que lo consolida como un energético versátil y de menor impacto ambiental frente a otras fuentes.
En el caso colombiano, Agremgas enfatizó que la alianza representa una oportunidad para ampliar el acceso de los hogares a una energía más limpia y confiable, además de contribuir a disminuir la dependencia de combustibles más contaminantes. El gremio insiste en que esta cooperación internacional puede traducirse en beneficios sociales de gran alcance, al garantizar precios más competitivos, mejor infraestructura de distribución y un suministro más estable.
Desde México, Amexgas subrayó que este paso fortalece el posicionamiento del sector en la agenda energética regional. El gremio considera que una estrategia conjunta permitirá avanzar con mayor rapidez en la formalización de mercados, en la implementación de mejores prácticas y en la generación de espacios de diálogo con gobiernos y multilaterales, donde los tres países actuarán como bloque con una voz unificada.
Por su parte, la Sociedad Peruana de Gas Licuado, Splg, destacó que el convenio abre la posibilidad de combatir la informalidad que todavía afecta a algunos segmentos del mercado en su país, además de elevar los estándares de calidad y seguridad en el servicio. Para el gremio peruano, el impacto más relevante de la alianza será el que recaiga en los ciudadanos, quienes podrán acceder a un suministro más eficiente y transparente, con efectos directos en su bienestar.
El acuerdo no solo busca blindar el negocio de la comercialización del GLP en América Latina, sino también instalarlo en el centro de las discusiones sobre sostenibilidad energética. La visión compartida de los tres gremios es que, a partir de la cooperación técnica y la promoción de campañas conjuntas, se logre demostrar que el GLP tiene un papel fundamental en la construcción de una matriz más diversificada, competitiva e inclusiva.
En palabras de los gremios, se trata de un primer paso para que Colombia, México y Perú se conviertan en referentes de integración energética regional en torno al gas licuado. La expectativa es que, en el mediano plazo, esta iniciativa se amplíe a otros países y logre consolidar una red latinoamericana con capacidad de incidir en los grandes debates sobre transición energética y seguridad de suministro, al tiempo que promueve mejoras concretas en la vida cotidiana de millones de personas.