Dos tigres de bengala, dos caballos blancos y tres tractocamiones fueron asegurados en un rancho de Culiacán tras un operativo coordinado entre la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente )Profepa), la Fiscalía General de la República (FGR), el Ejército Mexicano y la Policía Estatal Preventiva.

Los felinos, un macho y una hembra de aproximadamente dos años, estaban en jaulas improvisadas y en condiciones precarias. Los caballos, por su parte, se encontraban en caballerizas equipadas con aire acondicionado. Además, se aseguraron diez cajas secas con refrigeración, presuntamente relacionadas con actividades ilícitas.

Todo el aseguramiento quedó bajo custodia del Ministerio Público Federal, que abrió una carpeta de investigación.

El rescate de los animales contó con la participación de Ernesto Zazueta, presidente del Santuario Ostok y de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM). Señaló que el operativo se extendió por tres días, bajo resguardo militar, debido a que el rancho se encontraba en una zona considerada de alto riesgo, entre los límites de Culiacán y Navolato.

“Los animales estaban deshidratados, con bajo peso y extremadamente estresados. Iniciamos atención clínica de inmediato con un equipo especializado de veterinarios y cuidadores. Fue un operativo riesgoso, pero necesario”, afirmó Zazueta.

De acuerdo con Ostok Sanctuary y AZCARM, este año han rescatado 16 grandes felinos –entre tigres y leones–, así como decenas de caballos, perros y aves silvestres como guacamayas y loros.

“Este año Sinaloa se ha vuelto inhabitable para muchos: negocios cerrados, familias huyendo, y animales convertidos en víctimas silenciosas del abandono y del crimen organizado”, advirtió Zazueta.

Pese a no contar con apoyo económico oficial, el santuario mantiene su operación gracias a un equipo de 12 veterinarios, 20 cuidadores y el uso de medicamentos, camiones remolque y equipo especializado para rescates.

Los tigres y otros felinos rescatados no pueden ser liberados en su hábitat natural debido al maltrato y crianza en cautiverio. Aunque se analizan traslados internacionales, la mayoría presenta niveles de impronta tan altos que dificultan su reinserción en la vida silvestre.