Por Víctor Barrera
Sin lugar a dudas, el camino que ha tomado la administración de claudia Sheinbaum referente al combate a las organizaciones criminales en el país deberá llegar hasta sus últimas consecuencias y deberá entregar resultados donde se presenten no solo las personas que realizan las operaciones criminales, sino también a aquellos que detrás de un escritorio mueven grandes recursos de dinero o dan órdenes para que la gente encargada de la seguridad no mire y no denuncie los hechos delictivos.
La estrategia ha tocado a dos pilares del poder que sustenta, por supuesto a Morena, el partido que donde emano para asumir el mayor cargo en el país y las fuerzas armadas que ha sido un acompañante importante en la instalación y el camino de la consolidación de la autollamada cuarta transformación.
Y es que lo que puede llamarse como el “verano peligroso” de Morena inicio ante la falta de empatía de muchos de sus militantes quienes sin pudor presumen gastos millonarios, mientras que la gran mayoría, según números del Inegi el 54, 3 por ciento, de la población se encuentra sumida en la pobreza.
Y a pesar del llamado de Claudia Sheinbaum para que estos militantes de morena se abstuvieran de lucir su riqueza, la respuesta no fue rápida sino al contrario hubo respuestas que pasan a lo inverosímil y ratificando que la supuesta lucha que muchos enarbolan de evitar un gobierno rico con un pueblo pobre quedo enterrada.
Después, las investigaciones hacia Hernán Bermúdez Requena, secretario de seguridad en Tabasco, durante el gobierno de Adán Augusto López abrió otra puerta donde puede existir toda una red de complicidades que podrían estar directamente dirigidas desde los altos niveles del gobierno anterior y que persisten ante la comodidad de puestos públicos de poder.
A la par de esto, el huachicol, tiene más de 20 años, pero se acentuó aún más en el sexenio anterior y los nombres de personas que han incurrido en este delito llevan a Morena. El partido que en estos momentos tiene mayoría no solo en el Congreso de la Unión, sino en gobiernos Estatales y municipales, lo que es de peligro para el desarrollo no solo económico, sino político y social de México.
Y es que las investigaciones sobre el huachicol involucran a mandos altos de Marina, toca inexorablemente al exsecretario del ramo, el almirante Rafael Ojeda, sobre todo, al tener en cuenta que dos de esos oficiales navales son sobrinos políticos suyos.
Además, reaviva las sospechas que desde 2021, organizaciones criminales apoyaron económicamente en campañas políticas, lo que podría causar un efecto político determinante para el futuro de Morena.
El partido que prometió un cambio y aseguraba que no eran iguales a los de antes. Pero en los hechos se muestra todo lo contrario que son igual o peor que a aquellos que criticaban.
Porque estos delitos no pudieron pasar desapercibidos por los mandos del anterior sexenio, más si en cada mañanera Andrés Manuel López Obrador, se ufanaba que “el presidente sabe todo” y subrayaba que hasta de las hojas caídas de los árboles estaban al tanto los mandatarios a nivel federal o estatal.
Por tanto, declarar que desconocían los pasos de Bermúdez Requena o el manejo del huachicol dentro y fuera del país o caer en el silencio no sirve como argumento verídico.
Así que, desde esa perspectiva, la situación actual que se vive ante la estrategia de seguridad de parte de la administración de Claudia Sheinbaum deberá ir hasta las últimas consecuencias y evitar seguir tratando de defender desde su pulpito mañanero lo indefendible. Es mejor que pase a la historia como la mujer que rompió con los viejos vicios a ser la que los encubrió.