La pobreza multidimensional en México ha logrado reducirse en los últimos ocho años de manera importante. Pese a los avances, las carencias sociales —medidas a través del acceso efectivo a derechos básicos— siguen siendo uno de los principales retos para el desarrollo económico.  

Al corte del 2024 se observó que 6 de cada 10 mexicanos (61.7%) presentan al menos una de las seis carencias sociales que se evalúan en la Medición de Pobreza Multidimensional, ahora realizada y difundida por el Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).

En términos absolutos esto implica que poco más de 80 millones de personas en México tienen dificultad para acceder efectivamente a uno o más derechos sociales. Entre estos derechos se contemplan la alimentación, la educación continua, la seguridad social, la vivienda decorosa, los servicios públicos o las instituciones de salud.

“Una carencia social implica que las personas no tienen garantizados los mínimos sociales para acceder a un derecho garantizado por la Constitución”, destacó la Dra. Claudia Vanessa Maldonado Trujillo, la titular de la unidad especializada para la Medición de la Pobreza al interior del Inegi durante conferencia de prensa.

Agregó que, el acceso efectivo a los derechos sociales es uno de los dos umbrales fundamentales para la medición de la pobreza, aunado a los ingresos corrientes que reciben las personas.

La carencia social más común entre los mexicanosfue la del acceso a la seguridad social. Casi la mitad de la población no está afiliada instituciones de seguridad social como el IMSS o el ISSSTE.Gran parte de la persistencia en esta carencia se explica por los altos niveles deinformalidad laboral. Esto vulnera de manera significativa no sólo el acceso a instituciones de salud públicas; también el acceso al ahorro para el retiro y el acceso al crédito para la vivienda.

Pese a ser una de las carencias sociales más persistentes entre los mexicanos, lo que sí se ha logrado es reducirla de manera importante. Mientras este 2024 se registró que el 48.2% de la población presentaba esta carencia, hace ocho años (2016) la cifra era de 54.1 por ciento.

La carencia por acceso a instituciones de salud se presenta como la segunda más presente en las familias mexicanas. El 34.2% de la población no se encuentra afiliada a ninguna institución de salud pública y tampoco cuenta con seguro de gastos médicos para atenderse en instituciones privadas.

A diferencia del resto de carencias sociales evaluadas, la del acceso a la salud es la única que ha crecido de manera desproporcionada en los últimos años. Entre el 2016 y el 2024 se ha duplicado la proporción de mexicanos sin acceso a clínicas, hospitales y unidades de especialidad.

El rezago educativo es la tercera carencia más común a nivel federal. El 18.6% de las personas la presentan; esto implica que no cuentan con el nivel de estudios correspondiente a su edad.

La cuarta carencia social más persistente fue por acceso efectivo a una alimentación nutritiva y de calidad. En México todavía 1 de cada 10 (14.4%) personas no puede comer cumpliendo los estándares de nutrientes necesarios para la vida. Esta carencia es particularmente alta en niños, niñas y adolescentes; así como en comunidades con población indígena.

Los servicios básicos dentro de la vivienda —como electricidad, gas o conectividad— tampoco son universales en el país. Al corte del 2024, se observó que el 14.1% de los mexicanos no cuentan con acceso efectivo a ellos.

Por su parte, la carencia por acceso a espacios dignos y calidad en la vivienda se presenta en 7% de las personas. Este indicador, junto con el acceso a seguridad social, son los que más han logrado reducirse en la última década.

Aunque las carencias sociales no son el único indicador de pobreza, potencian la vulnerabilidad en el desarrollo de las personas.