Conocida por el multipremiado largometraje “Los tiburones” (2019), la cineasta uruguaya Lucía Garibaldi estrenó a nivel Latinoamérica “Un futuro brillante” —ganadora a Mejor Película en la sección Viewpoint en Tribeca 2025— en el Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF, sus siglas en inglés). 

Es una producción de Uruguay, Argentina y Alemania, escrita por Federico Alvarado y la misma Garibaldi, quien en entrevista señala que le gustaría que el espectador “se quedara pensando en cuestionar un poco el sistema porque su protagonista, una joven de 18 años, hace es eso, pregunta y duda sobre lo que se le es impuesto”. Sigue: 

“Ella disputa y posee ideales. Los ideales estorban al sistema. El descanso, le estorba. Que quieras perder el tiempo, le estorba. La cinta aborda el valor de la rebeldía, que antes la tenía la juventud, porque ahora muchas veces pienso: ¿Dónde están aquellos jóvenes que hacían la revolución? Vendría bien algo de eso”. 

El filme de 98 minutos presentó a la edición 28 del GIFF en el Teatro Juárez. Trata de Elisa (18 años), quien vive con su madre, Nélida (55 años), en un conjunto habitacional ubicado en una ciudad que parece existir fuera del tiempo. Aquí, las juventudes más ilustres son enviadas al Norte, una tierra prometida donde “la historia está siendo reescrita”. 

Elisa es la última joven de su comunidad y forma parte del grupo que participa en el proceso de inducción previo a su partida hacia el Norte. El letargo de los días sólo se ve alterado por la llegada de una nueva vecina, Leonor (37), quien llama la atención de Elisa y del resto de los habitantes. 

Leonor es una mujer enigmática que trabaja como enfermera y tiene una pierna ortopédica. Desde el primer encuentro, muestra un particular interés por Elisa. Leonor hará que Elisa descubra que su olor es un tesoro por el que muchos adultos estarían dispuestos a pagar. El proceso de inducción es riguroso, ya que es fundamental estudiar a fondo la personalidad y las habilidades de los participantes. Pero Elisa sospecha que hay algo que no termina de encajar. La incansable búsqueda de productividad, rigurosidad y perfección por mandarla al Norte despierta dudas en ella. 

Sin embargo, Nélida descubre que su hija no está participando en el proceso de inducción. Agentes del Norte presionan a Elisa y están dispuestos a llevársela incluso si no finaliza el proceso; su rebeldía parece hacerla aún más atractiva para ellos. Para Elisa, parece no haber salida. 

“Un futuro brillante” es la historia de una joven que dice “no” a un futuro impuesto, precisa Garibaldi (Montevideo, 1986). Y expresa: 

“La película transcurre en un mundo distorsionado, una realidad alterada que se irá revelando a medida que avanza la trama. Este mundo satiriza y dialoga con nuestra propia realidad. La historia entrelaza y explora varios temas: enfrenta la transición de ser únicamente hija a tomar la difícil decisión de dejar atrás a la madre para seguir un camino propio; se adentra en la exploración de la sexualidad sin guía y sin sentir la necesidad de tener una; aborda un frenesí filosófico, incluso político, de cuestionamiento hacia las normas y los valores que nos rodean, y hacia la productividad que el mundo espera de cada una de nosotras”. 

Conforman el elenco Martina Passeggi, Soledad Pelayo, Sofia Gala y Alfonso Tort. 

Garibaldi, quien estudió en la Escuela de Cine del Uruguay, recuerda que empezó a escribir “Un futuro brillante” antes de rodar “Los tiburones”: 

“Inició con una idea muy vaga. Una noche estaba caminando por un barrio que me gustaba, pero que nunca lo podía apreciar de noche porque es inseguro, y sentía la injusticia de cómo no conozco este barrio de noche, porque todo cambia, la luz es distinta, el sonido es distinto, las caras son otras y yo no las puedo disfrutar. Pensé ¿qué tal si yo fuera la última mujer joven de este lugar? De eso sólo quedó esa idea, pero a partir de ahí tuve que construir un mundo”.

Fueron muchos años de escritura, aclara: 

“Después llegó el covid-19 y entró mi coguionista, Federico Alvarado y empezamos a reflexionar mucho sobre la existencia y cuando la muerte está cerca. Uno reordena que dejamos de trabajar, y nos cuestionamos: ¿Cuál es la vida? La vida son los vínculos, la vida es perder el tiempo, la vida son las charlas que no sirven para nada, dormir la siesta, descansar, en fin. Para nosotros dejar de ser productivos era la vida. Construimos en el filme este Norte con estas personas hiperproductivas y la protagonista rebelde reivindica la siesta y el no servir para nada. Otro punto de partida tuvo que ver con que estaba yo cerca de los cuarenta y empezar a notar en mi cuerpo la edad, el tiempo. 

“Me daba mucha gracia esta idea de si es la última joven, y quizás la gente quiere olerla, así que su olor se cotiza. Cuando hay poco de algo, eso lo van a querer todos, y la idea de construir a esta última joven, tenía sentido total”. 

-¿Cómo fue desarrollando el personaje con esas características?, que no se deja mandar por el sistema. 

-Al principio se somete porque toda su vida le dijeron que iba ir a un lugar mejor. Ella quiso irse porque era lo mejor que le podía pasar. Mas en el transcurso se da cuenta de que no quiere irse. Imagínate, tu madre toda la vida 

ha deseado mandarte a Harvard para que te quedes ahí y en tu barrio te felicitan y te hacen un pastel con tu rostro y todo mundo llega a felicitarte, pero en el camino te das cuenta de que no quieres eso, y dices: “Voy a hacer la decepción del barrio”. 

“Ella es la decepción absoluta de todo su entorno, por su libertad, por su poder de decisión, porque se da cuenta que no desea eso. Ya desde el principio duda y poco a poco, con timidez, empieza a escapar, literal. Empieza en un nivel un poco inconsciente y a mirar más allá, a ver qué otras posibilidades hay. Es una rebelde en busca de la libertad”. 

-Es un retrato muy universal porque el sistema y la familia a veces no dejan avanzar a las nuevas generaciones, ¿eso también lo quería plasmar? 

-Sí, es la lucha por decidir tu propio camino, porque cuando estás creciendo hay un molde ahí ya prefabricado muchas veces de lo que debes ser. Ella hace un ejercicio de introspección y ve lo que quiere. Y con mucha valentía está dispuesta a sacrificar todo, pero aquí está llevado al extremo. Crecer es soltar a los padres, elegir por ti mismo, encontrar tu voz. 

-Existen en la cinta tópicos, como la soledad y la familia, pero sin el padre, ¿era su finalidad hablar de todo eso? 

-No, al padre no lo pensé como un personaje. No quería sumar otro personaje, un vínculo más, un diálogo más. Dije: “Sólo la mamá, la hermana y ella». Ella lo único que tiene es a la madre y viceversa. Entonces, es un vínculo muchísimo más fuerte. Si ponía un padre por ahí ya era otra cosa. 

-La mayoría de la sociedad va envejeciendo y cada vez hay menos nacimientos, según las estadísticas. ¿Cómo ve la situación de que ahora el joven va a estar más valorado porque cada vez habrá menos? 

-Uruguay es un país de viejos, de cabezas grises, le dicen. La gente ya no tiene hijos. Es que tiene sentido que el mundo se empiece a despoblar, porque está todo muy difícil. No sé qué va a pasar en el mundo en ese sentido. No sé si se está achicando. 

Exalta que el GIFF es el segundo festival en el que se exhibe el largometraje de ciencia ficción: 

“Éste es nuestro estreno latinoamericano. Creo que hay un público joven que se ve en la película y lo conmueve. Eso me gusta. En Uruguay vamos a estrenar el año que viene. Tenemos varios festivales por delante, todavía no llegamos a Europa, pero ya vamos a estar. Estoy muy intrigada qué va a pasar en Uruguay y Argentina. 

-¿Cómo es la situación del cine en su país? y ¿cómo fue levantar este proyecto? 

-En Uruguay hay fondos públicos, varios, con los cuales puedes hacer una película, pero no es suficiente. Nosotros empezamos el rodaje pensando que íbamos a tener una inversión, un socio extranjero, y al final no apareció. Empezamos con una promesa de un dinero que no emergió nunca y tuvimos que acomodar el cuerpo del equipo, lo cual fue muy difícil. Siempre antes de rodar tienes que leer el guion y empezar a sacar escenas porque no te va a dar el tiempo para filmar nada de eso. Pero por suerte en Uruguay tenemos fondos en comparación a Argentina. Estoy muy agradecida de eso, o sea, somos afortunados. Me parece que en México están un poco en la misma situación con una iniciativa de ley de cine parada. 

“Pero bueno, en Uruguay tenemos fondos. Perdimos a nuestro primer socio. Esta película es una coproducción con Argentina y Alemania porque ganamos el World Cinema Found, pero nuestro socio principal es Argentina. Y justo era antes de que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina se quedara sin financiamiento. Empezamos pensando que esta coproducción iba a ser mucho más grande y al final no fue así. Uruguay tuvo que poner más recursos”. 

-Aborda los muros que separan las fronteras y los exiliados, en fin… 

-Cuando estaba en Nueva York se me acercaban muchos inmigrantes a narrarme su situación. Para la película, no pensé tanto en el inmigrante con esta metáfora de los territorios. Pero cuando estuve en Nueva York me pregunté: ¿qué estoy haciendo acá? ¿Esto es la vida? ¿Trabajar para pagar alquiler? 

Escribe mejor si conoce el conflicto: 

“Yo pasé por ese dilema de dejar a mi mamá, entender cuál es mi sueño, cuál era el sueño de ella o de mis padres. Decepcionar al resto o no. Me es más fácil imaginar si conozco el conflicto. 

“No tengo fecha de estreno todavía, pero planeamos estrenar el año que viene en México. Me encantaría porque sentí que la recepción fue buena. Y en Uruguay también estrenaremos el año que viene. Vamos lento. Mientras va a festivales”. 

Acaba: 

“Tardé alrededor de seis años en realizar el proyecto. Después vino el covid-19 y me embaracé y fue difícil mi embarazo, menos mal que no lo filmé en ese momento. Entonces se fue dilatando. Pero hacer películas en Latinoamérica tarda mucho tiempo”.