Por Víctor Barrera

El cambio comercial que comienza a realizar Donald Trump no tiene ningún ganador, poque todos los países del mundo pierden, pero lo que no cuentan con los fundamentales económicos solidos son los primeros en resentir esto.

México que en este año se coloca en el número 14 de las economías mundiales, durante el sexenio de EPN, ocupaba le país el número 12, puede resistir estos embates, siempre y cuando se apliquen recursos en la construcción de la infraestructura necesaria, para fortalecer y desarrollar zonas económicas en el territorio nacional.

Esta idea de las zonas económicas fue algo que se tuvo que haber aplicado hace años para que, en estos tiempos México estuviera fortalecido en sus sectores productivos. Esto implicaría un mercado interno fortalecido y una moneda más estable, aunque debemos reconocer que el peso, gracias a su libre flotación, ha mantenido una resistencia importante.

Así al construirse esa infraestructura, caminos y carreteras que comunique a muchas comunidades con zomas económicas fuertes dentro del país, se podrían desarrollar centros comerciales que en determinado momento se convirtieran en centros exportadores con beneficio directo a las comunidades.

Además, esto provocaría el fortalecimiento de la economía interna, ampliando los rangos de consumo y el círculo virtuoso de la economía. Que significaría un mayor pago de impuestos que se reinvertirían en servicios como agua y luz eléctrica, entre otros, para todas las comunidades.

Esto a su vez traería una diversidad de la concentración de gente, bajando la densidad poblacional de las capitales del país, mejorando con ello la movilidad social y una mejor calidad de vida de los mexicanos.

Pero todo esto deberá estar fundamentado en un gasto público a favor de los mexicanos y no en construcción de obras que no dejan ninguna utilidad pública en el corto plazo.

esto estaría en línea con el modelo comercial que se fue creando durante y después de la pandemia del Covid, De estar en modelo globalizado pasar a uno más cerrado donde la cercanía, la eficacia económica y de producción fortalece a cada nación.

Esto no significa que se deje de operar el comercio globalizado, sino en cada nación existirán zonas productivas que lograran su autosuficiencia y el resto de su producción estará destinada a la exportación

Probablemente alguien piense que el cerrar las fronteras a muchos productos es demasiado negativo, pero en el corto plazo este cierre obliga a las naciones a desarrollar más sus ciencia y tecnología a favor de una educación adecuada para que su población pueda ser competitiva a nivel global.

Todo esto debe llevarse en paralelo a un combate efectivo de la corrupción, empezando desde el gobierno en sus tres niveles que impidan a este cáncer seguir lastimando la economía de las familias.

Pero como he dicho, todo es cuestión de voluntad política, de un liderazgo fuerte que no esté sujeto a nada y de la aplicación de políticas públicas a favor de los intereses de todos los mexicanos y no solo de un grupo de personas que están bajo una ideología política.