En años recientes, el cambio climático ha disminuido en el Estado de México el volumen de producción de maíz. Se prevé que para 2024 se cultiven un millón 500 mil toneladas de grano, unas 300 mil menos que el año anterior, cuando se cosecharon un millón 830 mil toneladas.

Hasta hace unos años, la entidad era considerada el principal granero del país, pero el número de hectáreas sembradas y el volumen de producción de maíz han decrecido, pues ante las cada más raquíticas ganancias, los agricultores optaron por dejar de sembrar sus tierras o por darles usos más rentables.

Al cierre de 2023, el Estado de México ya se ubicaba como el quinto productor de ese cereal por debajo de Sinaloa, Jalisco, Michoacán y Guanajuato.

De acuerdo con maiceros y autoridades, el cambio climático también ha contribuido a la baja de la producción.

Este año, la sequía y las heladas causaron estragos en sembradíos y cada vez más productores solicitan apoyo gubernamental por siniestros meteorológicos.

La zona norte es la principal productora de maíz en el estado. Ahí se producen más de 300 mil toneladas anuales, en los municipios de Ixtlahuaca, Atlacomulco, Jilotepec, Jocotitlán, San Felipe del Progreso, San José del Rincón, Acambay, Aculco, Polotitlán y Soyaniquilpan, entre otros.

Almoloya de Juárez sigue siendo el principal productor del grano, con más de 117 mil toneladas al año; otras demarcaciones del Altiplano mexiquense, como Villa Victoria y Villa de Allende, aportan otras 100 mil toneladas, mientras Toluca, la capital, produce más de 60 mil toneladas anuales.

En el sur, Tlatlaya, Tejupilco, Amatepec, Luvianos y Sultepec siguen produciendo en conjunto unas 100 mil toneladas al año, pero la mayoría de los agricultores siembran para autoconsumo. En esta zona ahora también se cultivan café y aguacate.

María Eugenia Rojano Valdez, secretaria del Campo estatal, recalcó que, como resultado de la sequía prolongada en los últimos dos años, se redujeron la superficie sembrada y la producción. Hasta hace tres años, expuso, se cultivaban más de 500 mil hectáreas y este año apenas llegarán a 400 mil.

Apuntó que también ha influido el tema económico: Los pequeños productores ven que (la actividad agropecuaria) ya no les es rentable y por eso deciden ya no sembrar, ya que no ven retorno de su inversión y creo que ahí es donde nosotros tenemos que seguir impulsándolos y apoyándolos.

La funcionaria previó que en febrero próximo tendrán un diagnóstico más certero sobre las cosechas de este año y el impacto que han tenido los fenómenos meteorológicos.