El comercio informal se extendió al corredor peatonal de la calle Francisco I. Madero y hasta el Zócalo de la Ciudad de México, donde ayer no hubo restricciones para la venta de artículos navideños, ropa, accesorios de telefonía celular, artículos para mascotas, juguetes, golosinas, comida y hasta para tomarse fotografías con botargas del Grinch y la Santa Muerte.

Los vendedores pusieron mantas en el piso con su mercancía, la mayoría costaba 100 pesos; otros optaron por colocarla en carritos y los que ofrecían peluches, diademas, llaveros y esferas de cristal los extendieron en mesas pequeñas.

Además, no faltaron las decenas de hombres y mujeres tarjeteros, que gritan ¿vienes a las ópticas?, taller, laboratorio, lentes en una hora, cuyas voces se mezclaban con las de las personas que ofrecen tatuajes y colocación de piercings que invitan a pasar a locales comerciales.

Otro joven también grita a los paseantes que vende memorias USB con música de ópera, rock, salsa, bachata y guaracha, entre otros ritmos.

Y en medio del griterío se escucha la música de los organilleros, que piden cooperación voluntaria, así como el canto de personas con debilidad visual y el joven migrante de Venezuela que vende globos, al que el consumidor le pone el precio.

El paso de los transeúntes se vuelve desordenado en ambas direcciones al sortear a los comerciantes, aunque algunos visitantes se detienen a consumir, mientras otros hacen filas para ser atendidos en los locales establecidos que colocaron mesas, sillas y sombrillas en el área peatonal, lo que hace más estrecho el paso.

Los policías que se ubican en Madero dijeron que hasta el momento los mandos no han dado ninguna indicación acerca de remover a los vendedores, que en su mayoría expenden artículos navideños, ropa, luces, adornos y calcetas. Los pajaritos de la suerte también encontraron un lugar y por cada tarjetita el visitante paga 10 pesos.

En Isabel la Católica y Palma, que hacen esquina con Madero, los vehículos que ofrecen fruta son inamovibles a pesar del congestionamiento que provocan.

Al igual que en el corredor de Madero al Zócalo, también llegaron los canastos con churros, los carritos con elotes y esquites, papas fritas y juguetes, así como paletas y nieves. En el circuito de la Plaza de la Constitución se instalaron las mujeres de la comunidad triqui que venden artesanías, así como comerciantes a un costado del acceso al Metro para ofrecer tacos de canasta y tlayudas.

Al pasar por el corredor Madero, se constató que el comercio ambulante no sólo fue permitido ayer, sino las tardes y las noches del miércoles y viernes, así como en el Zócalo, porque lograron ingresar triciclos y mototriciclos con tamales oaxaqueños, al igual que el carrito con el comal listo para vender tacos de bistec y longaniza, también el de hot cakes y los del café, ponche, champurrado y pan.

Algunos mercaderes dijeron que pueden permanecer hasta las 9 de la noche, mientras los de los carritos de tamales, café y pan aseguraron que después de dicha hora es normal que puedan quedarse en el Zócalo cualquier día de la semana.

Un vendedor mencionó que la líder cobra derecho de piso, pero como yo soy su amigo, a mí no; una joven comerciante dijo: “yo sigo toreando, a mí no me dejan poner porque no le pago a la líder”, a quien identificó como Alicia, la que controla Madero, quien aseguró cobra cuota por espacio, mercancía y tiempo, al menos de 50 pesos.

Los ambulantes se instalan desde el cruce de Juárez y Balderas, en ambas aceras, además ocupan la Plaza de la Solidaridad, los pasillos de la Alameda Central y la explanada de Bellas Artes; también colocaron puestos semifijos armados con rejillas sobre 20 de noviembre, en su cruce con Venustiano Carranza, República de Uruguay, República de El Salvador, Mesones, Regina y San Jerónimo, hasta llegar a la avenida José María Izazaga.

De acuerdo con la última cifra de la Autoridad del Centro Histórico, en junio de 2023 sólo en el corredor peatonal Madero a diario transitaban 350 mil personas.