Este martes 3 de diciembre recibieron el Reconocimiento Autonomía Universitaria otorgado cada lustro por la máxima casa de estudios figuras históricas como Ezequiel A. Chávez, Antonio Caso, Emilio Portes Gil y Sergio García Ramírez, quienes fueron premiados de manera póstuma; además se entregó medalla y diploma a José Narro Robles, exrector de la UNAM; a Diego Valadés, investigador emérito de la UNAM y a Teresa García Gasca, exrectora de la Universidad Autónoma de Querétaro.

El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Leonardo Lomelí Vanegas, destacó que desde 1980, la autonomía universitaria está protegida en la Constitución, “asegurando a las universidades públicas la capacidad de autogobierno, pero también su responsabilidad de rendir cuentas, reafirmando así su compromiso con la transparencia, el desarrollo académico y su contribución al progreso del país.

La y los galardonados han marcado decisivamente el rumbo de nuestra institución y del país. Y no recuerdan que la autonomía es un principio vivo que debemos proteger y cultivar cabalmente.

Este reconocimiento ocurre en un contexto donde la autonomía universitaria y la independencia de las instituciones enfrentan nuevos desafíos. La autonomía universitaria se define día a día, no solamente frente al Estado, sino ante intereses económicos y políticos que quisieran influir en las instituciones de educación superior. Se define también ante la polarización ideológica y el renacimiento de diversas formas de extremismo y fanatismo. Con este acto renovamos nuestro compromiso con una universidad pública y autónoma en la construcción de un país más justo y consciente”.

La doctora García Gasca enfatizó que la autonomía universitaria “permite el libre desarrollo del conocimiento sin sumisión a ideologías políticas o religiosas. La universidad pública autónoma protege contra la censura, contra el control autoritario y garantiza la calidad educativa.

A diferencia de lo que se ha hecho creer, la autonomía no es sinónimo de corrupción. Al contrario, exige una alta responsabilidad en la aplicación de los recursos. Está ligada al respeto, la democracia y la transparencia. Nunca lo contrario.

La autonomía no es palabra vacía que puedan burlar las legislaturas locales o federales para atropellar el derecho del autogobierno. No se puede pretender desde los gobiernos regatearles el presupuesto. Es estrategia de malogrado control que los gobiernos creen que pueden aprovechar para sujetar y someter. Eso tiene que cambiar”, remarcó.

Al tomar la palabra el doctor Narro Robles apuntó que “esta ceremonia es una oportunidad para recordar a la institución universitaria de Occidente, a celebrar en 2088 su primer milenio de existencia.

Las universidades en el mundo occidental han estado por cerca de 10 siglos señalando el camino. Se ha constituido en un espacio para la defensa de la libertad, la equidad, la verdad y la justicia, y en el diálogo, la razón y la tolerancia, la pluralidad. En ella podemos trabajar, estudiar, convivir y servir a la sociedad. En la UNAM cabemos todos. Autonomía es libertad de pensar, de decir y de hacer, sin violentar a otros y sin quebrantar la ley”, recalcó.

En su oportunidad, el arquitecto Pablo Caso, nieto de Antonio Caso, recordó que el galardonado de manera póstuma “fue un incansable defensor de la libertad, fue su causa más valiosa cuando ya no había lucha armada, sino lucha de ideas, el maestro decía  ‘el dogma es inadmisible, pretende que el saber ya esté hecho de una vez y para siempre la vida nos enseña que esto es falso que siempre necesitamos indagar para saber.

Esto se ganó en otras tribunas en las aulas, en las calles, en los periódicos… con el apoyo de maestros y alumnos, la democracia ganó. Porque la esencia del ejercicio democrático no es ganar una votación y negar al que piensa distinto, si no tener la grandeza de escuchar y respetar y tratar de comprender al otro.

Por un momento pensemos que la universidad hubiera optado por algún dogma, el que sea, hubiera quedado expuesta a los bandazos políticos, la libertad de cátedra no tendría cabida ni la investigación, las artes libres, o la polémica; la universidad hubiera terminado siendo demolida, como sucedió con el muro de Berlín, la libertad de pensamiento es la fortaleza de la autonomía y la autonomía es la fortaleza de la universidad”.