Por Víctor Barrera
Este jueves 15 de noviembre el gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda, entregará al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2025 documento que será la directriz para el futuro cercano del país.
Este año es particular, porque se espera el detalle de cómo va a reducir el déficit fiscal del 6 por ciento que con relación del Producto Interno Bruto tiene el país, que representa el más alto en los últimos años y el cual dejó una administración no neoliberal, si no una que trabajo para los pobres.
Por tanto, ante este panorama, es necesario realizar una corrección fiscal, con el objetivo de ir disminuyendo la enorme carga que dejo la anterior administración, que a través de su política populista dilapido recursos públicos haciendo pensar a los pobres que recibir recursos en programas sociales, los sacaría de la pobreza. Algo que no sucedió y que mantiene a más de 30 millones en la pobreza y 13 de ellos en la extrema pobreza, cifras también únicas en los últimos años.
Pero esta corrección fiscal, estará encaminado a una mayor restricción del gasto público en los sectores productivos del país, porque hasta ahora se ha manifestado que no habrá una reforma fiscal que implique. Más impuestos o incrementos en los ya existentes.
Esto deja a la población en general, a que esta corrección se endosada a una disminución en el crecimiento económico, de no haber mayor participación de la iniciativa privada en algunos proyectos y que, lamentablemente los servicios que el Estado provee sean de menor calidad.
Poque reducir el déficit público de 6 a 3.5 por ciento del PIB es algo que implica recortes que se reflejaran en poca productividad y crecimiento económico.
Si a esto sumamos algunos eventos externos que impactaran en la economía mundial, es posible que el segundo piso de la 4T no sea difícil de alcanzar en el corto plazo y que tendremos que navegar a lo largo de este sexenio con crecimiento menores al 2 por ciento.