Por Víctor Barrera
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), manifestó este fin de semana que la ganadora de los comicios del pasado mes de julio fue Claudia Sheinbaum Pardo, algo que de acuerdo a las normas y reglas internas del INE no dejan duda.
De esta forma quien durante días se le menciono como virtual presidenta, ahora si es la presidenta de México y solo falta el trámite de la toma de protesta para hacer realidad su nuevo cargo como funcionaria pública.
Con ello se legalizará su nueva labor que tendrá que realizar a lo largo de seis años. Ahora falta que las autoridades electorales, INE y el TEPJF den su fallo a la forma en la cual se conformara el Poder Legislativo
El problema sobre esta conformación radica principalmente en la distribución de los legisladores plurinominales, o de lista, que de acuerdo a la Constitución deberá otorgarse el numero legal que les corresponda
Es por ello que las autoridades electorales deberán analizar de manera profunda la Constitución Política que nos rige y mantener su espíritu con el fin de no crear un régimen que rebase los límites de un poder democrático y republicano.
Por tanto su decisión será si se otorga el 24 por ciento más de las curules que, de acuerdo a la coalición ganadora, les corresponde o se basaran en una distribución equitativa evitando una sobrerrepresentación de la coalición.
Debemos subrayar que, de darse esa sobrerrepresentación, se posiblemente nuestra democracia retroceda varias décadas para reinstalar al partido hegemónico y con ello la oportunidad de que este perdure por varias décadas en el poder, imponiendo una solo visión sin permitir la pluralidad.
Si a esto sumamos que en el próximo mes de septiembre, los legisladores de esta coalición están ya listos para aprobar las modificaciones legales y reforma constitucionales que deja como tarea su máximo líder y que con el objetivo de quedar bien con este y la nueva presidenta, posiblemente las aprobaran ampliando aun más la oportunidad de establecer un régimen dictatorial.
Dedo destacar que esta modificación de leyes y reformas, van encaminadas principalmente a desaparecer todos los organismos autónomos que en los últimos años se convirtieron en contrapesos para tratar de que la transparencia y el buen uso de los recursos públicos se diera a favor del país y no de los intereses de un grupo político.
Otra reforma constitucional va encaminada a minar la fuerza del Poder Judicial para poderlo someter al Ejecutivo, esto haría que la división de poderes en México se convirtiese en un “mito genial” y aun cuando se hable de la existencia de estos tres poderes, uno de ellos estaría sobre los otros dos.
Esto se convertirá en una pérdida de libertade en el país, porque la justicia estaría encaminada a servir y quedar bien con un poder y las leyes se modificarían y crearían a favor también de un solo poder, generando un poder opresor
Así la decisión que tomen las autoridades electorales para constituir al Poder Legislativo determinara también si se modifica o no al poder Judicial, este último que en la segunda mitad del actual sexenio se convirtió en un dolo r para quien vive en Palacio Nacional.
Tener la mayoría calificada en el Poder Legislativo le permitiría al presidente modificar sin restricción alguna la Constitución Política que nos rige acomodándola para que la hegemonía de un solo partido continue por décadas.
Por otra parte, con un Poder Judicial que carezca de independencia, daría lugar a que el Poder Ejecutivo, además de poder promulgar leyes y decretos que se apliquen, aunque sean inconstitucionales, también podría actuar arbitrariamente porque tendría bajo su yugo al Poder Judicial
Ahora es que se comprenden las frases, “Al diablo con las instituciones” “No me vengan con que la ley es la ley” y “La calidad moral está por encima de cualquier ley”.