La directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, renunció, informaron este martes medios estadounidenses, un día después de que reconociera que la agencia fracasó en su misión de evitar el intento de asesinato de Donald Trump.
Cheatle estaba sometida a presión de demócratas y republicanos que pedían su dimisión después de que un hombre de 20 años hiriera al candidato presidencial republicano en una oreja durante un mitin el 13 de julio en Pensilvania (este).
Cheatle compareció el lunes ante una comisión del Congreso y dijo que el ataque a Trump, quien resultó herido leve en la oreja derecha, fue un fracaso del Servicio Secreto.
Fue el “fallo operativo más significativo del Servicio Secreto en décadas”, afirmó.
Cheatle enfureció a los congresistas de ambos partidos al negarse a proporcionar detalles sobre el ataque, citando la existencia de múltiples investigaciones en curso.
El joven abrió fuego contra Trump con un rifle de asalto tipo AR apenas unos minutos después de que él empezara a hablar en el mitin.
Encaramado en la azotea de un edificio cercano, fue abatido por un francotirador del Servicio Secreto menos de 30 segundos después de efectuar el primero de los ocho disparos.
Los investigadores han llegado a la conclusión de que el joven, que vivía en un pueblo a unos 80 kilómetros de Butler, actuó solo y no han podido identificar ningún móvil ideológico o político.
Dos asistentes al mitin resultaron gravemente heridos y un bombero de Pensilvania de 50 años, Corey Comperatore, murió en el acto.
El exmédico de Trump dijo el fin de semana que el candidato republicano sufrió una herida de bala de dos centímetros en la oreja derecha.
La bala “impactó en la parte superior de su oreja derecha”, dijo el exmédico de la Casa Blanca Ronny Jackson.
Cheatle fue agente del Servicio Secreto durante 27 años antes de renunciar en 2021 para convertirse en jefa de seguridad de PepsiCo para Norteamérica.
Fue nombrada para dirigir la agencia por el presidente Joe Biden en 2022.