Por Víctor Barrera
La reunión que sostuvo la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum con los empresarios del Consejo Coordinador Emperraría (CCE), mostró la preocupación de este sector ante la posibilidad de que la reforma al Poder Judicial, propuesta por el inquilino de Palacio Nacional , resulte negativa en el animo de quienes emplean a más del 80 por ciento de la población económicamente activa.
Esto es, los empresarios únicamente piden certeza jurídica para invertir sus capitales y que no sean victimas de los altos niveles de violencia persistente en el país.
En la voz de Francisco Cervantes, quine preside el CCE, se dio a conocer la inversión de 42 mil millones de dólares podrían venir de los grupos privados para invertir en el país en momentos donde los mercados han estado nerviosos por la reforma judicial.
Esta cantidad, importante para la creación de empleos, sería inyectada por grandes empresas mexicanas como son FEMSA, MEXICO PACIFIC, TRANSCANADA, GMÉXICO, COPPEL entre otras.
La respuesta de Claudia Sheinbaum fue “De ninguna manera esta reforma va a representar autoritarismo, una concentración de poder. Ése no es el objetivo, de hecho, el objetivo es que el Poder Judicial tenga su autonomía, de hecho, que tenga la posibilidad de representar realmente un Poder Judicial que procura la justicia”.
Sheinbaum luego hablo de la situación financiera del país y expresó que reducirá reducir el déficit fiscal. Y mencionó que lo bajará de 6 por ciento del PIB que actualmente se ubica y que es la más elevada en cuanto a los Requerimientos Financieros del Sector Público, para ubicarlo al 3.5 por ciento del PIB.
Expresó que no habrá una reforma fiscal, por tanto no habría nuevos impuestos. En cambio, sí vendría el impulso al SAT y su digitalización. Habrá un SAT que, hasta el momento, sí les cobraría más a los grandes contribuyentes y, con la digitalización, también se buscaría agilizar trámites y obtener mejores ganancias de las aduanas.
Sin embargo, la decisión de cómo saldrá esta reforma al Poder judicial esta en el campo del Poder Legislativo y al parecer, son muchos más los representantes populares, que aun quieren quedar bien con su “jefe y líder moral” y aprobarían la reforma sin mover un punto o coma.