Por Víctor Barrera
A medida que se acerca el 2 de junio, día de elecciones federales, los ciudadanos deberemos establecer que la herramienta para mantener el rumbo democrático del país, es el sufragio que realizaremos
Desde el inicio de este siglo, los ciudadanos hemos dado lecciones a la clase política con los diversos cambios de regímenes que nos gobiernan, a excepción del 2006, donde la continuidad era casi necesaria, ante los contendientes que se presentaron, Felipe Calderón Hinojosa por el PAN, Roberto Madrazo Pintado por el PRI y PVEM, Patricia Mercado por PASC, Roberto Campa por Nueva Alianza y Andrés Manuel López Obrador por la coalición “Por el Bien de Todos” conformada por PRD, PT y Convergencia (ahora MC). En aquel entonces, al tabasqueño se le clasificó como “Un Peligro para México” y alcanzo el segundo sitio con una diferencia de 0.56 por ciento respecto al ganador Felipe Calderón.
Pero luego de esta continuidad de régimen del PAN, hemos decidido que no debe haber tal, para evitar caer en un partido político hegemónico como el que vivimos gran parte del siglo anterior.
Por ello los ciudadanos deberemos salir a sufragar, para que sea nuestro voto el que decida el futuro y no otras fuerzas ajenas a la democracia el país.
Es cierto que López Obrador no sabe perder, y así lo demostró en la elección presidencial del 2006 donde armó un paro por varios meses en Reforma, pero al paso del tiempo no le quedó otra y aceptó su derrota. Entonces más allá de los deseos del tabasqueño de mantener una continuidad en su proyecto a través de su candidata Claudia Sheinbaum. Los ciudadanos deberemos analizar si en verdad es factible o debemos cambiar nuevamente el rumbo del país.
Los ciudadanos deberemos dar la confianza a nuestras instituciones, que en muchas ocasiones han parado la mayoría de las arbitrariedades que quiso imponer López Obrador.
Porque la democracia debe ser la piedra angular para seguir creciendo como país, y donde las libertades y derechos, hasta ahora conseguidos, sean respetados y no sometidos a los deseos de una sola persona.
Quien sea la persona que llegue a la presidencia en México, es posible que no tenga las mayorías apabullantes en el Congreso de la Unión, y su primer tarea será abrir el dialogo con todas las fuerzas políticas y sectores para alcanzar los acuerdos por el bien del país y de todos.
Esto nos dará la confianza de que el resultado que sea de los comicios del 2 de junio, López Obrador no tendrá el margen para seguir interviniendo, porque la presidenta o presidente en turno no permitirá tal hecho, y repito no tendrá la fuerza que en este sexenio obtuvo López Obrador y desperdicio la oportunidad de colocar a México y a sus pobladores en una mejor calidad de vida.