Desde hace diez meses el mundo mágico y misterioso de la legendaria Anastasia Romanov llegó al Teatro Telcel en la Ciudad de México y ha logrado cautivar los corazones de chicos y grandes. Su cautivadora narrativa, su impresionante escenografía y el talento del elenco han dejado boquiabierto al público.
La historia transporta a los asistentes a la Rusia de principios del siglo XX, donde sigue el viaje de Anya, una joven que busca descubrir su verdadera identidad y su conexión con la familia imperial rusa. Cada tema musical da un toque muy conmovedor a la función, sin duda lo que hace inolvidable esta experiencia.
Ocesa es una empresa comprometida con la inclusión y preocupada porque cada una de las personas que asisten a sus shows la pase de la mejor manera, por ello ahora ha elevado más su compromiso al ofrecer una experiencia verdaderamente especial para la comunidad sorda en México.
Es un esfuerzo por hacer que el teatro sea accesible para todos y todas, especialmente para aquellos con discapacidades auditivas, implantaron una iniciativa con chalecos sensoriales que permiten a las personas sordas sentir y experimentar la música a través de algunas vibraciones y pulsaciones sincronizadas. Además, esta propuesta se complementa con el acompañamiento de intérpretes de señas que están durante toda la obra.
“Esta es nuestra primera experiencia en teatro musical, hicimos una de stand up comedy, pero no en una producción de este estilo. ¡por qué hasta este día? Porque el programa Vibra empezamos como un proyecto piloto en agosto del año pasado, ahorita ya esta consolidado. Llevamos cerca de cuarenta eventos y creíamos que ya era buen momento para hacerlo en teatro musical”, expresó Guillermina Pilgram, directora ejecutiva de Fundación Ocesa.
El chaleco sensorial está compuesto por un transmisor de radiofrecuencia que transfiere el sonido desde la consola principal y cada chaleco tiene su antena receptora, reciben vibraciones de todas las mezclas de audio que vienen de la consola: voces, instrumentos, etc. En todo momento se va sintiendo el sonido, bajos, medios y altos, entonces es la experiencia completa para que cada persona vaya identificando cada uno de los temas; además, cuando la canción no cuenta con letra los intérpretes de señas van indicando qué instrumento es.
Aunque Anastasia está a unos días de terminar temporada, fue una función piloto para la compañía y que después otros musicales puedan contar con esta opción.
Sin duda es una iniciativa muy innovadora que significa un paso agigantado hacia la inclusión en el mundo del teatro, ya que la gente sorda podrá disfrutar al cien por ciento de la puesta en escena.
Por su parte, Mariana Dávila, protagonista de la obra, se siente muy emocionada por ser parte de un proyecto tan inclusivo:
“Creo que sin duda es un esfuerzo porque no estamos acostumbrados a lidiar por los derechos y la integridad de todas las personas., por eso debemos seguir procurando y también interesarnos, buscar activamente la información”.
La actriz jamás había sido cercana a una experiencia de esta naturaleza, pero tiene claro que es un gran paso para la industria teatral. El próximo domingo termina Anastasia y no está más que feliz por haber tenido este protagónico.
Las personas que utilizaron los chalecos sensoriales se ubicaron en asientos del lado izquierdo del Teatro Telcel, enfrente de ellas había un intérprete de señas iluminado con una luz blanca tenue. Durante la función estuvieron alternando los intérpretes de señas.
Ocesa espera que próximamente esta iniciativa crezca e incluso se hagan funciones solo para personas con discapacidad auditiva. Puedes pedir más información enviando un correo a fundacion@ocesa.mx.
En resumen, Anastasia no solo se convirtió en un espectáculo alucinante y encantador, sino también en un ejemplo inspirador de cómo el teatro puede ser un verdadero espacio inclusivo.