Prácticamente a 270 días de que culmine esta administración federal, será necesario que se apresuren a concluir sus obras y demostrar la funcionalidad y beneficio real hacia lo población o terminaran siendo simplemente una herencia pesada en materia presupuestaria.
De no concluirlas de manera total, estas obras pasaran a segundo término y se ralentizar su conclusión aumentando con ello ese pesado lastre en los contribuyentes y por su puesto reflejado en los presupuestos.
De ganar Claudia Sheinbaum, esto le permitiría a ella y a su equipo alargar la conclusión de las obras y de paso seguir ampliando las obras, como lo hacen quienes buscan mayor rentabilidad de ganancias que beneficios, con obras sin proyección o estructura a favor de las comunidades y del medio ambientes, es decir mayor gasto con cargo al erario público.
De ganar Xóchitl Gálvez, la conclusión de estas obras tendrá que ser analizadas y en su caso establecer otra fecha para su conclusión, con el objetivo de terminar las obras no solo de manera únicas, sino acompañándolas con la infraestructura suficiente para hacer de las mismas el motor de zonas de crecimiento y desarrollo, es decir, mayor tiempo y gasto del erario publico.
Entonces como lo veamos, los mexicanos tendremos que pagar esas obras a largo plazo y los presupuestos, de no crear políticas públicas claras para crear riqueza, seguirán siendo recortados y los crecimientos económicos no pasaran del 3 por ciento.
Porque además estas obras en su mayoría estarán a cargo de las Fuerzas Armadas, por lo tanto los beneficios económicos de una buena administración no impactaran en el erario público, porque el inquilino de Palacio Nacional así lo estipulo, les regalo a las Fuerzas Armadas estos beneficios económicos y para modificar esto, tendrá que haber modificaciones en las reglas, normas y leyes constitucionales.
Las inauguraciones del AIFA, el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo, no dejaran beneficios económicos a México, tampoco la refinería Olmeca de Dos Bocas, Tabasco, porque solo fueron creados por caprichos sin una verdadera planeación, sin estudios ambientales o de conectividad y lo peor, repito, es que los mexicanos seguiremos pagando esas obras.
Espero que todos aquellos que aplauden estas obras y que se dejaron engañar por el sueño de un cambio se den cuenta que no hay tal, mientras no se generen las condiciones suficientes que en verdad radique la corrupción, la impunidad, la inseguridad y todos los problemas que seguimos padeciendo como nación.