Víctor Hugo Barrera 

A menos de 6 meses de llevarse a cabo los comicios federales del 2024, es el momento de  analizar cual será el futuro del país, y como podemos, todos los ciudadanos, empezar a trazarlo a favor de toda la población en México. 

Durante estos  cinco años, la presente administración federal solo mostró que su anhelo de llegar al poder se resumía a tener  la oportunidad de imponer sus voluntad con la intención de tomar venganza de aquellos, que durante años, lo ningunearon y lo calificaban como un “peligro para el país”. 

Sin embargo, al tener el poder, la dimensión del mismo le otorgo la oportunidad de modificar algunas leyes, que con la “obediencia ciega” de sus legisladores  logro imponer  sus decisiones, algunos lo señalamos como  “caprichos”  que han llevado al país a una situación económica, política y social al limite 

Los viejos políticos, manifiestan que la política se hizo para que todos puedan ganar y no solo sea el triunfo de uno. Pero en estos cinco años sucedió todo lo contrario, se impuso  la decisión de uno sobre de millones de mexicanos, que seremos los que  tendremos que asumir las consecuencias. 

En el tema social, podemos observar que la forma en la cual se ha manejado la política es subrayar la diferencia de tal manera que solo existe el “pueblo  bueno” y los fifi, donde todo aquel que no  piensa o aplaude  las decisiones tomadas por el “máximo  jefe”, se convierte en un traidor a la patria. 

Esta división, de continuar, podría convertirse en los próximos meses en una “bomba de tiempo” estallando en un problema de enfrentamiento social con consecuencias  bastantes dolorosas para la gente. 

En lo económico, las decisiones tomadas dejaron al descubierto la poca capacidad de este régimen para administrar la riqueza del país y solo  mirar por un pequeño grupo, que ahora son los nuevos ricos de la política de la llamada 4T,  Además de dejar en el desamparo social a miles de personas que  no entran de los cuadros que conforman al “pueblo sabio”, entiéndase, los intelectuales, los académicos, los padres con niños enfermos de cáncer, los trabajadores del Poder Judicial, muchas mujeres, en fin  la mayoría de la gente que se ubica en la clase media, “los aspiracionistas”. 

En lo político, la intención de hacer al Ejecutivo el más poderoso, ha llevado a México ser rehén de las discrepancias políticas que solo llevan a discusiones bizantinas, donde la población pierde más. Como es el caso de la falta de órganos autónomos que eviten que un solo poder este encima de los demás, entre los cuales se encuentran  todos esos organismos que se empezaron a gestar desde  finales del siglo pasado y que  trabajaron de manera casi correcta la primera decena  de este siglo. 

Pero lo más preocupante es la “colonización” que ha intentado este régimen sobre el poder Judicial, a través de la Suprema Corte de Justicia de Nación, que es la última instancia de interpretación legal, contrapeso ante el abuso político y garante del pacto social. 

Si los mexicanos no contamos con un poder Judicial autónomo, entonces   no tendremos el dique  para detener la omnipotencia del Ejecutivo y podríamos  perder algo muy importante la libertad de elegir a quienes queremos que nos representen, y a quien queremos que asuma el poder Ejecutivo. 

Sino hacemos nada para defender  la democracia y la permanencia de tres poderes de la Unión, el futuro del país será aun más difícil.