Por Víctor Barrera
De acuerdo a las estimaciones de analistas económicos, México cerrará el año con un crecimiento de 3.5 por ciento. Sin embargo cuando se analiza con detenimiento cuales son los motores de este crecimiento, es donde deberemos observar que al país le hace falta un estadista que a través de políticas públicas impulse un crecimiento superior al 4 por ciento anual.
Este crecimiento debe darse con base al potencial de México y no por la suerte que se derive de acontecimientos externos.
No podemos seguir presumiendo que el crecimiento se dé con base a inversiones, que llegan al país más por la mano de obra barata que por la capacidad de la expansión tecnológica. Entonces se hace necesario que las políticas públicas se encaminen a expandir la ciencia y tecnología y una mejor capacitación académica y laboral, para que los empleos que se generen vengan acompañados de mejores salarios, consecuencia de la aplicación de un mayor valor a los productos.
Tampoco podemos presumir que nuestro crecimiento económico se base en un alto nivel de consumo, que deriva principalmente de las remesas que envían mexicanos quienes tuvieron que salir del país por falta de empleo.
No podemos seguir viviendo de comparaciones, cuando México tiene una potencialidad de crecimiento de por encima del 4 por ciento, porque comparar al país con otras naciones, que lamentablemente están peor que nosotros, no deja simplemente en una conformidad inútil.
Deberemos aprovechar las ventajas que tiene el país, primero para atraer inversiones que buscan estar cerca de Estados Unidos, para que estas inversiones otorguen la facilidad de construir infraestructura, esto es tener trenes de carga y no de pasajeros, para trasladar mercancías que puedan servir para exportación y consumo interno, sin que estos incrementen cada mes su precio, tener aeropuertos con condiciones excelentes para recibir a turistas, inversionista y cualquier nacional y extranjero que quiera disfrutar de las maravillas de México.
Pero todo esto acompañado de políticas publicas que restablezcan un verdadero Estado de derecho, que mantenga la seguridad para combatir la inseguridad y organizaciones criminales.
Si en verdad quiere este régimen mantener la continuidad es el momento de dar un giro de 180 grados a su forma de gobierno, mirar hacia los intereses del país y no solo al de una persona.