Por Víctor Barrera
Los comicios federales del 2024, están cada vez más cerca y es el momento de analizar que presente y futuro queremos para el país,
Deberemos poner en la balanzas las justas dimensiones de lo que ofrecen los dos bloques políticos existentes, alguien dirá que hay un tercer participante, pero si analizamos a este, es simplemente un actor de paja que al final de cuentas tendrá que obedecer a su jefe, Dante Delgado, respecto a las negociaciones que realice con López Obrador, para mantener por lo menos 2 gobiernos estatales, aumentar su participación en ambas cámaras del Congreso y por supuesto incrementar el monto de sus prerrogativas como partido político.
Pero el asunto importante no es la oferta de estos bloques, sino como los ciudadanos, con el poder del voto, podemos defender al Estado de Derecho que el inquilino de Palacio Nacional se ha dedicado ha destruir en tan solo cinco años.
En México ya vivimos una época larga de un partido hegemónico, sin embargo a pesar de ello, se permitió fortalecer el Estado de Derecho, creando órganos autónomos, como el Banco de México, que, con su política monetaria, ha logrado en este sexenio menguar la inflación, y otros organismos que han servido como diques para contener que algún poder de la Nación pudiera estar por encima de los otros y por supuesto de todos los mexicanos.
Sin embargo, ahora, repito, el inquilino de Palacio Nacional, apoyado por sus serviles en el Congreso de la Unión, pretende regresar a esa época donde el mayor poder esta centrado en el presidente de la republica.
El Congreso, con su mayoría, legisladores de Morena, PT y PVEM, simplemente se han convertido en el brazo legislativo que sin analizar a profundidad las “ocurrencias” de su jefe aprueban cada una de ellas.
Todo bajo el pretexto de una transformación del país, para alcanzar que los beneficios lleguen a los más pobres, los más desprotegidos.
Pero la transformación se ha convertido en retroceso y los beneficios solo son paliativos, con intenciones electorales, que en nada ayudan a superar lo pobreza y mucho menos a crear la movilidad social para alcanzar una mejor calidad de vida.
Estos empleados, con tal de mantenerse en la nomina del sistema, alzan la mano y repiten las mismas cantaletas que su “jefe” impone y sin pudor alguno aprueban modificaciones legales que van en contra de los más pobres, grupo que supuestamente son su objetivo de trabajo para beneficiarlos.
El oriundo de Macuspana, ha debilitado a los organismos autónomos con la colonización de ellos, es decir, colocando funcionarios a modo para evitar rendir cuentas o evitando que estos organismos realicen su trabajo por falta de algunos de sus integrantes.
En los últimos meses, la Suprema Corte de Justicia, que integra el tercer poder de la Nación, ha sido el objetivo a colonizar, afortunadamente no lo ha logrado de manera legal y ahora lo intenta hacer a través de la presión social, sacando a la luz los beneficios que con trabajo han obtenido los empleados de este poder para intentar eliminar apoyado con sus legisladores, los fideicomisos creados y sustentados con recursos de los propios trabajadores.
El grado de desesperación del macuspanense es tan grande que ha sido capaz de utilizar a los habitantes de Guerrero y su tragedia para señalar que el Poder Judicial no quiere aportar recursos en apoyo de ellos.
Con ello poniendo una “cortina” sobre la aprobación de sus legisladores para etiquetar sumas millonarias que permitan más o menos concluir sus mega obras y poder inaugurarlas aun cuando no estén terminadas u ofrezcan un beneficio directo a la población.
Además ordeno al ministro Arturo Zaldivar, personaje que lo idolatra, a renunciar a su cargo para poder incrustar una ministra a modo, aun cuando no tenga la experiencia necesaria para sustentar el cargo.
Todo esto muestra que su afán de mantener el poder esta por encima de la Ley, y así lo reconoció al manifestar “No me vengan con que la ley es la ley”. Esto por encima de su candidata a la presidencia, que queda simplemente como el títere que le permitirá la continuidad en el poder.
Los ciudadanos deberemos entonces reflexionar y evitar que se siga concentrando el poder en una persona, y mas cuando esta persona ha destruido lo que ha costado al país construir en varios años.
Porque su enfermedad por el poder siempre estará por encima de todo, sin importar dividir a la población, destruir sistemas como el de salud y educativo, que muera gente por sus malas decisiones, recordemos la pandemia y su forma de reaccionar ante este hecho, o la escasez de medicamentos que cada día cobran varios fallecimientos desde niños hasta adultos mayores o las crisis de inseguridad, de migración y de alimentación que vivimos actualmente