Por Víctor Barrera
México ha quedado atrapado por la ineptitud y ocurrencias de la presente administración, que lamentablemente nos llevará a una situación económica tan frágil que cualquier movimiento podría dar entrada a una crisis como las que se vivieron en la última parte del siglo pasado.
La aceptación de un Paquete Económico, que esta encaminado más a ser un programa electoral que un programa para el crecimiento económico, es el principal factor que podría entreabrir la puerta de la crisis, si la próxima administración no actúa de manera pronta y con consecuencias dolorosas para la mayoría de la población.
Esto implica que la siguiente presidenta del país, tendrá que hacer un gran ajuste hacendarlo y fiscal, que significará el incremento de impuestos o la búsqueda de ampliar el padrón tributario, ambas medidas de mayor impacto para la gente que menos tiene, y por supuesto impopulares.
Todo esto ante la voracidad de Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores, concentrados en Morena y partidos aliados, de querer mantener un poder, pero que no saben exactamente que hacer con este, en beneficio de la gente.
El déficit aprobado de cerca de dos billones de pesos, para terminar con la construcción de los obras “ocurrencias” de esta administración, no dejaran, margen para mover recursos a favor, primero, de la reconstrucción de Acapulco, de otros municipios y comunidades que fueron devastados por el huracán Otis, cuyo monto a utilizar se estima por encima de los 100 mil millones de pesos, solo en una primera etapa, porque después se tendrá que ofrecer otra partida de recursos para fortalecer el comercio, turismo y servicios en la zona.
Esto provocará que se recorten algunos presupuestos de sectores y regiones del país, en aras de la reconstrucción, lo que implicara una menor productividad y por ende un menor crecimiento de algunas zonas del país, por o menos en los primeros tres o cuatro años de la siguiente administración.
Esto porque en 2025, el país tendrá que hacer frente al pago de papeles de deuda que se vencerán, lo que también será factor de la complejidad económica de México.
Por tanto, la próxima administración deberá iniciar a elaborar un plan estratégico económico que no nos lleve a la crisis económica, y la única forma con un gasto presupuestario consiente, sin obras faraónicas.
Tendremos que confiar que quien asuma la presidencia del republica, sea una mujer verdaderamente honesta, que no busque beneficiar a su familiares y amigos, sino trabaje con austeridad presupuestaria pero con objetivos de crecimientos económicos para fortalecer a los sectores productivos que originen riqueza, empleos y nos redirecciones a una mejor calidad de vida.
Esto es, buscar crecimientos sostenibles por varios años que sean los fundamentos de una reestructuración del país con verdaderos elementos de gobierno, seguridad social y ciudadana, basada en la transparencia del manejo de los recursos públicos, y con ello establecer la confianza de todos los mexicanos que involucren el crear una cultura basada en verdaderos valores cívicos y morales para colocar la país en el sitio que le corresponde mundialmente.