Por Víctor Barrera
El daño del huracán Otis por su paso en la costa de Guerrero realmente es inmenso, pero para levantarlo se necesitaran miles de millones de pesos y muchos meses. No solo es Acapulco también son las comunidades y municipios que se vieron afectadas y que hasta el momento no han sido visibilizados.
Entonces, más allá, de las acusaciones sobre la deficiente labor preventiva de las autoridades meteorológicas y la respuesta del gobierno, es necesario iniciar la reconstrucción de la zona, pero anteponiendo a los más pobres, que son siempre los últimos que reciben los apoyos y en ocasiones estos tardan en llegar años.
En este momento la cobertura mediática de los daños esta centrada en la zona de Punta Diamante, in visibilizando otros municipillos que tienen que recibir más atención y de paso construir y otorgar los servicios que hasta este siglo 21 sigue careciendo.
Sin lugar a duda, la recuperación será diferenciada, porque los grandes hoteles, restaurantes, centros comerciales y condominios de lujo tendrán recursos de los seguros de emergencia, otros más provenientes de recursos propios para volver a la normalidad en un lapso de tiempo corto. Pero en las zonas populares está el mayor problema, ahí es donde la acción del gobierno deberá entrar y por ello estará a prueba.
Se necesitaran recursos y productos para levantar las tiendas de las esquinas, para reestablecer los pequeños comercio de la gente y sobre todo para apoyar a los campesinos de la zona que perderán su siembra y su cosecha.
Los 18 mil millones de pesos que tiene, la pardita presupuestal. , creada por este gobierno y llamada FONDE, que no es acumulable, no será suficiente para cubrir la enorme zona de desastre.
Hemos leído y escuchado que Acapulco también sufre el asedio de grupos criminales, y esto será in gran problema no solo en el corto sino a largo plazo. Porque estos grupos mantendrán de rehén la zona y cuando salga el gobierno y las fuerzas armadas, todo lo reconstruido será para ellos.
Será una zona donde el estado de derecho se ha perdido y lamentablemente los tres órdenes de gobierno no han hecho absolutamente nada para erradicar el problema.
Y a pesar e la reconstrucción, los acapulqueños recordaran por muchos años al huracán y el jeep atascado donde viajaba, inútilmente, López Obrador. Será tiempo de reconstrucción no solo económica, sino social, donde en verdad los gobiernos trabajen para la gente