Los habitantes de Acapulco llevan cuatro días sin luz, agua y víveres tras el paso del huracán Otis, que hasta el corte de ayer al mediodía, ha dejado 39 personas fallecidas, más de 220 mil viviendas dañadas y más de medio millón de usuarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sin energía eléctrica, además de que continúan los saqueos.

La evaluación de daños preliminar por el paso del huracán Otis es de 220 mil 35 viviendas afectadas, el sector hotelero presenta daños en 80 por ciento en sus instalaciones y el sector eléctrico tiene fuera de servicio 37 líneas de transmisión, 26 subestaciones eléctricas, una central de generación y 10 mil postes de luz caídos que tienen sin energía a 513 mil 524 usuarios, de acuerdo con información del Gobierno federal.

Por su parte, el sector salud reporta dos hospitales afectados: el General Renacimiento, debido a las inundaciones en la planta baja, y el General Regional 1, que tiene afectados equipos electromecánicos y suministro de gases medicinales.

En cuanto a la infraestructura carretera hay seis cierres por caída de árboles, deslaves y desbordamientos de cuerpos de agua.

La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del estado alertó a la población sobre la presencia de fuertes lluvias en las próximas horas en Guerrero.

Mientras el Gobierno federal sigue con el recuento de los daños, la población de Acapulco enfrenta el problema de la rapiña. Habitantes del puerto comentaron que tiene temor que mientras buscan víveres o agua se metan a sus casas para robarse lo que tienen.

“Me da miedo dejar mi casas sola, hay vecinos a quienes ya les vaciaron sus casas por salir a buscar comida”, comentó Ana, una de las habitantes del puerto, quien desde muy temprano salió a las calles en busca de algo de alimento y agua para “aguantar la situación”.

La falta de combustible es otro de los problemas que sufren en Acapulco tras el paso del huracán, y en estaciones de servicio, donde ya controlan el abasto de las gasolinas, los automovilistas deben hacer largas filas, de hasta 10 horas, para poder comprar 300 pesos del carburante.