Por Víctor Barrera

Sin duda Andrés Manuel López Obrador ha caminado a lo largo de su vida con el síndrome de la “Chimultrufia”, porque como dice  una cosa dice otra, y esto  lamentablemente se ve reflejado en  México, donde prometió que erradicaría los problemas que aquejan al país, pero esto no ha sido así.

A lo largo e estos cinco años, solo hemos escuchado  excusas para tratar ce explicar  sus malos resultados, echando principalmente la culpa a “los de anteriores gobiernos”, como si estos siguieran gobernando.

México sigue sucumbiendo ante esos males y, lo que es peor, estos se han acentuado aun más. La corrupción  sigue presente sin que nadie mueva un dedo para erradicarla y va del brazo con una impunidad creciente.

La opacidad con la que este gobierno realiza  todas sus obras, es “caldo de cultivo” para que muchas personas  saquen beneficios a costa de los recursos públicos.

La inseguridad no pudo ser erradicada con la política de abrazos y no balazos, porque esta “ocurrencia” solo se convitito en una patente de corzo para que los grupos delincuenciales extendieran sus  dominio en territorio nacional, y  el ejemplo más claro es lo sucedido  el fin de semana pasado  donde de habitantes de un municipio del sur de Chiapas vitorearon porque ellos ahora representan “su protección” y no los cuerpos policíacos.

Aseguraba López Obrador que para terminar con esos males, era necesario ir  a la cusa que los propiciaba, que principalmente es la pobreza,  pero entregar dinero sin pedir a cambio un esfuerzo  productivo no ha solucionado absolutamente nada, porque  los padrones de estos  programas, no son tan claros sobre el número  especifico de personas que reciben estos recursos y no han otorgado una utilidad social a México. Más haya de  obtener mayor número de votos.

Estos programas han sido copiados por algunos gobiernos de Morena, municipales y estatales, para venderle espejitos a los mexicanos  de que con ellos se mejora su calidad de vida, pero  no elimina su pobreza pero si los hace improductivos.

Esto también nos hace ver que los programas sociales que dispersan dinero directamente a grupos vulnerables no han servido  absolutamente para nada. Los jóvenes, que buscan  mejorar su calidad de vida, ven en los grupos criminales la salida más sencilla, porque simplemente es necesario servir como “halcón”, o utilizar un arma de fuego para evitar que “el negocio” de sus jefes sea descubierto y desmantelado.

Los problemas siguen presentes, por ello esta administración es un fracaso. Se busco crear infraestructura para llevar el desarrollo a zonas que  lo necesitan, pero las obras de esta administración han resultado  muy caras e inconclusas y tampoco han empujado el crecimiento económico de las zonas y de los pobladores que habitan los estados donde estas obras han sido construidas.

Se utilizo una gran cantidad de recursos, que estuvieron durante años  en fideicomisos y fondos que servían para tratar de solventar problemas de muchos grupos vulnerables, dejándolos sin esos recursos y aumentando sus males.

López Obrador sintió que dispersas recursos públicos seria la forma de mantener su popularidad, sin embargo una  mayoría de la población se siente y dice decepcionada de este gobierno, y así lo muestra su baja en popularidad y el enojo de la gente que lo comenta en las calles.

Pese a ello, el tabasqueño esta empeñado a inaugurar estas obras “concluidas”, sin importar el costo porque estas obras deben concluir  antes del fin de su mandato, cuesten lo que cuesten.

El inquilino de Palacio Nacional, quería pasar a la historia y lo hará como el peor sexenio del país, que prometió una revolución pacifica y adelante y dejo una involución histórica con un gran número de  muertes. Mucho más alto que las Administraciones anteriores.

En el caso del sistema de salud, se destruyo el Seguro Popular,  que permitía atender a un gran número de personas que por diferentes circunstancias no  tenían acceso al ISSSTE o IMSS, golpeando  la economía familiar porque ahora cuesta más caro a las personas atenderse en servicios particulares y comprar medicamentos. Así lo evidenció el INEGI con la más reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH). Donde las familias destinan una mayor cantidad de recursos para ello.