Por Víctor Barrera
Señalan los expertos que tener un mayor déficit fiscal no es malo siempre y cuando se logren los supuestos sobre los cuales se estima la deuda. Sin embargo en un gobierno que se maneja con opacidad, este déficit puede convertirse en una bomba de tiempo que ocasione daños con una reparación de varios años.
La presente administración, de la 4T, se ha caracterizado por su opacidad en el manejo de los recursos públicos y la falta de políticas publicas encaminadas a mejorar la calidad de vida de los mexicanos.
Por tanto esta combinación de déficit y gasto compulsivo y por caprichos, solo dejaría a México en una situación de crisis que se convertiría en una tarea difícil de solventar en el corto plazo y que serían los grupos más vulnerables quienes tendrían que soportar condiciones más adversas.
Es cierto que esta administración federal, prometió el manejo de unas finanzas sanas y lo realizo a lo largo de los primeros cinco años, a cambio de menor inversión publica en los sectores productivos y mas en la construcción de los caprichos del inquilino de Palacio Nacional, que se sintió el dueño de todo el dinero de los mexicanos y dispuso de este, sin medida alguna.
Ocupo fondos y fideicomisos que se fueron creando a lo largo de al menos 20 años para tener recursos suficientes que permitieran apoyar a grupos vulnerables, como los adultos mayores, las madres solteras, las mujeres violentadas, los niños a través de alimentos en sus escuelas y sobre todo un sistema de salud, el Seguro Popular, que alcanzó a cubrir las necesidades básicas de millones de mexicanos, en cuanto a la protección de su salud.
Estos recursos que sumaron en el primer año más de 300 mil millones de pesos fueron mal asignados, porque no se fortaleció al campo nacional, a la industria o se creo infraestructura para ofrecer a los inversionistas extranjeros asentar sus empresas en el país. Si no que se ocuparon para construir “caprichos” que hasta el momento no han dejado una utilidad publica.
Ahora ante la necesidad de retener el triunfo, se realizan cuentas alegres y se estiman crecimientos superiores a los alcanzados en estos cinco años, para justificar la necesidad de incrementar el déficit publico que en términos reales es un techo de endeudamiento de 2 billones de pesos de un presupuesto de 9 billones de pesos. Bajo una estructura del gasto estimada un incremento de 4.3 por ciento y un incremento de ingresos de solo 0.8 por ciento. Esto de entrada y por lógica no puede aprobarse, porque se gasta mucho más de lo que se tiene.
El gobierno federal, como todos los anteriores, mantiene estimaciones superiores en sus ingresos financieros, lo que convierte a estos en vulnerables para alcanzar esas estimaciones e insuficientes para cubrir un incremento en la deuda del país.
Las consecuencias serán, de aprobarse este déficit, un incremento al costo del dinero a través de las tasas de interés para captar inversiones en la compra de papel de deuda, esto a su vez impactara en el precio de los productos y servicios, inflación, y ante la debilidad de las finanzas publicas una posible depreciación, devaluación, de nuestra moneda más allá de lo estimado.
Esto provocará que este gobierno tenga que recalcular el mantenimiento de subsidios en los energéticos y la salida fácil es eliminarlo, con ello elevando el precio de las gasolinas, diésel y gas LP, que también influirán en el incremento de los precios de los productos y alimentos.
También se recortaran, aun más presupuestos a sectores productivos y se buscará la manera de realizar una reforma fiscal que implique mayores ingresos tributarios, aumento de impuestos o en el número de ellos.
Todo esto repercutirá en seguir manteniendo un frágil sistema de salud, una menor capacidad para crear empleos y con ello elevándose el desempleo, el comercio informal, la inseguridad seguirá en incremento, la corrupción seguirá creciendo lo que significa que no se cumplirán las promesas de acabar con estos problemas, porque no existió la capacidad para realizarlo.
Pero tendremos un tren maya que será de un costo alto para los mexicanos, un AIFA con pocos vuelos, refinerías que no producirán gasolinas, y empresas del estado subsidiadas s como PEMEX y CFE, para tratar de mantener una calificación favorable a nivel mundial yodo a costa de los recurso de los mexicanos a cambio de ello tendremos un Andrés Manuel López obrador, con familiares y amigos millonarios como resultado de la 4T