Por Víctor Barrera
La fortaleza de una nación se fundamenta en finanzas públicas sanas, que permitan, el manejo adecuado de recursos públicos para atraer una mayor cantidad de parte del sector privado.
Es decir, se necesita invertir, no solo gastar, en proyectos que en el corto plazo dejen una utilidad publica no solo a los habitantes del país, sino a las finanzas publicas, al recibir mayores recursos vía impuestos.
Sin embargo, este círculo virtuoso suele romperse por ideas y programas populistas que únicamente buscan la veneración a una persona y mantener con ello el poder.
México, lamentablemente tiene en este momento a un titular del poder ejecutivo que esta más preocupado porque su popularidad no disminuya y le permita imponer a una incondicional, como sucesora, para que pueda seguir gozando del poder.
Hasta el momento es fácil demostrar lo dicho, porque los proyectos, que siguen así hasta ahora, de infraestructura de esta administración no han dejado ninguna utilidad positiva para los ingresos públicos, ni tampoco para atraer la inversión privada.
Si no todo lo contrario, la refinería Dos Bocas en Tabasco hasta el momento solo ha dejado un costo superior al estimado, de 8 mil millones de dólares que se había estimado a 17 mil 400 millones de dólares, y aun falta por inyectar mas recursos para terminar su construcción y empezar su operatividad. A esto deberá sumarse los recursos por la cantidad de 626 mil millones de pesos, como gasto programable para Pemex, porque no obtiene los recusas suficientes para ser una empresa productiva autosuficiente.
Lo mismo ocurrió con el Aeropuerto Felipe ángeles (AIFA), que de entrada significo la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, que se convirtió en 300 mil millones de pesos de deuda para el erario público.
Ahora con un sobre costo, el AIFA sigue siendo un aeropuerto aislado, porque no existen rutas para su conexión y de haberlas el tamaño del mismo aeropuerto impide incrementar de manera importante el número de vuelos, arribos y salidas, del mismo para hacerlo más rentable, y por último, las utilidades que salgan del aeropuerto, una gran parte estará destinado para las “necesidades” del ejército, concluyendo, la población civil no vera recursos del aeropuerto que entren a las arcas de la hacienda publica, sino al contrario por lo menos en 2024, el AIFA recibirá un subsidio de 3 mil millones de pesos.
El Tren Maya, que no se cumplirá con la meta para entrar en operaciones de manera completa y adecuada, aun recibirá para el 2024 una trasferencia de recursos de 120 mil millones de pesos para intentar concluir su construcción. Con esta transferencia el costo de su construcción se cuadruplico, de un estimado de 120 mil millones a 480 mil millones de pesos.
El organismo creado cuyo nombre es Seguridad Alimentaría Mexicana (Segalmex), dejará un saldo negativo de la menos 15 mil millones de pesos, que posiblemente nunca se recuperan, pero contribuyo a acentuar la corrupción en el gobierno federal.
El Seguro Bienestar, no funcionó y ahora se inyectaran recursos a IMSS-Bienestar, para tratar de recomponer, el desastre que se dejo en el sistema de salud nacional.
El Banco del bienestar, resulto ser otra ocurrencia que no ha dejado utilidad a los mexicanos, puesto que son insuficientes las sucursales para atender a cerca de 12 millones de Adultos mayores que tiene que esperar horas para poder cobrar “el programa social” destinado.
Estos son algunos de las “ocurrencias” con las cuales se ha construido la “transformación” ofrecida, pero que afectan directamente a las finanzas públicas nacionales, que se sostiene con “alfileres” y que deberían encender los focos amarillos en el poder legislativo, para modificar el Paquete económico para el 2024 y con ello evitar una crisis de fin de sexenio como las que se presentaron en el siglo anterior.