Por Víctor Barrera

México posiblemente cerrará el año con un crecimiento económico de entre 1.9 por ciento  y el 2.6 por ciento, de acuerdo con analistas económicos y  financieros, encuestados por el Banco de México.

Este crecimiento se acerca más a la mediocridad, así calificada por Andrés Manuel López Obrador, al referirse a los resultados otorgados en el sexenio de Enrique Peña Nieto que dio un promedio de 2 por ciento,  que  al crecimiento necesario para el país.

El tabasqueño a lo largo de su campaña política, desde 2005 hasta el 2018, aseguraba que él  tenía  la fórmula adecuada para alcanzar crecimientos económicos por encima del 6 por ciento.

Sin embargo en su administración, nuestro país no ha presentado un crecimiento económico superior al 2 por ciento. Esto es derivado de  la ineptitud de López Obrador y la inoperatividad de su gabinete aunado a la corrupción e impunidad  que se incremento, al menos en sus primeros cinco años y posiblemente se mantenga en el último año.

Es por ello que deberemos calificar de manera analítica  a este régimen y evitar que las mentiras que cada mañana profiere el originario de Macuspana  nos envuelvan y nos impidan decidir verdaderamente el cambio de régimen que requiere el país.

En el rubro del  gasto público, que si aumento, pero ha estado más enfocado a cubrir los caprichos del tabasqueño, que en crear infraestructura, carreteras, plantas de generación de energía eléctrica,  y todo lo necesario para atraer inversiones al país.

Las obras creadas como el AIFA y la refinería en  Dos Bocas, han costado más haya de lo presupuestado y aun no se han concluido por completo, porque faltan “detalles” que están saliendo más caros. A esto debemos sumar que hace  falta la infraestructura que permita una mejor conectividad con estas obras.

El Tren Maya, además de un gasto oneroso, esta  acabando con un área  ecológica importante para la península de Yucatán.

Los Bancos del bienestar, hasta ahora son insuficientes e inoperantes para atender y distribuir los recursos de los programas sociales, y ya empieza a mostrar deficiencias en su operación que implica desaparición de grandes cantidades de dinero.

A esto se debe sumar la corrupción que sigue enquistada  y que ahora supera con mucho el daño que anteriormente se mostraba, así esta el caso de Segalmex, con un mega fraude, que supera los 14 mil millones de pesos,  el enriquecimiento de familiares del López Obrador y sus colaboradores, algunos de ellos sin ser sancionados o investigados para aclarar la procedencia de sus riquezas.

Pero existe otro elemento que los analistas destacan y  que impide que México pueda aspirar a mejores condiciones de crecimiento, de empleo, de inversión, de calidad de vida, y eso es condición de la gobernanza.

La gobernanza, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, es el ejercicio de la autoridad política, económica y administrativa. Pero también son indicadores de gobernabilidad, como los que se consideran en encuestas como la que elabora el Banco de México.

En la más reciente, se apunta que  los factores que podrían obstaculizar el crecimiento de la actividad económica en México, no son  los problemas que vienen del exterior, pues estos solo representan el  9 por ciento, sino el 91 por ciento que son  internos y de ellos 57 por ciento tienen que ver con la gobernanza.

Estos son la inseguridad  pública, la  falta de Estado de derecho, la incertidumbre política interna, la corrupción y la impunidad. Todas esas funciones labor gubernamental, que en muchas ocasiones son mal ejecutadas o de plano no operan  son elementos que  obstaculizan la posibilidad de obtener un crecimiento económico mayor al hasta ahora presentado.

Por tanto, la ineptitud  del gobierno y la holgura con la que se actúa para aplicar  la ley  se convierten en el lastre que impide al país   crecer