Moody ‘s Investors Service ratificó la calificación crediticia de Petróleos Mexicanos (Pemex) en B1; sin embargo, modificó su perspectiva a negativa desde estable, pues consideró que no habrá un cambio en su modelo de negocio y cada vez será más complicado para el Gobierno apoyar a esta empresa.
Este cambio implica que en los próximos 12 meses pueda darse una rebaja en la nota crediticia.
En un comunicado, la calificadora también ratificó las calificaciones senior quirografarias de las notas existentes de la compañía, así como las basadas en garantía. También afirmó en caa3 la evaluación del riesgo crediticio base, la cual refleja su fortaleza crediticia intrínseca. El cambio fue en su visión, al contemplar, entre otras cosas, que necesitará grandes sumas de financiamiento externo, enfrentará elevados gastos de intereses y altos vencimientos de la deuda entre 2023 y 2025.
“La perspectiva negativa de las calificaciones de Pemex refleja la visión de Moody’s de que, ante la falta de cambios fundamentales en la estrategia de negocio, es probable que la compañía enfrente mayores riesgos crediticios, debido a su incapacidad de aumentar las inversiones de capital y de mejorar su desempeño financiero y operativo, como resultado de las restricciones de liquidez”, comunicó.
Este cambio de la perspectiva negativa implicaría que la calificación de Pemex podría bajar en un plazo de un año.
En tanto, la calificadora proyectó que el apoyo del Gobierno de México seguirá siendo muy alto en 2023 y 2024; sin embargo, dado que es probable que los fundamentos financieros subyacentes de la compañía sigan deteriorándose ante una negativa por cambiar su modelo de negocio, contempló que a la próxima administración le resultará cada vez más difícil replicarlo.
“Esto se debe a que la perspectiva de una reducción del espacio fiscal en los próximos años restringiría la capacidad del soberano de brindar apoyo a niveles comparables a los registrados durante la administración saliente de Andrés Manuel López Obrador,”, indicó.
Moody’s señaló que es poco probable en el corto plazo un alza de la calificación, pero la perspectiva podría volver a estable si se recupera la confianza en la capacidad de Petróleos Mexicanos de implementar una estrategia que mejore su desempeño financiero y operativo a mediano plazo, lo que mejoraría su posición de liquidez.
Del mismo modo, apuntó que apoyaría un plan fiable para abordar los desafíos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG). En tanto, dijo que los factores que podrían aumentar la evaluación del riesgo crediticio base y la calificación de Pemex son la capacidad de fortalecer su posición de liquidez y financiar internamente reinversiones de capital suficientes para reemplazar completamente las reservas.
“El horizonte en el que podrían materializarse estas tendencias es incierto. Si bien la acción o inacción política podría llevar a Moody’s a concluir que estos riesgos se materialicen, es posible que se necesite un período de 18 meses para evaluarlas consecuencias crediticias de las incertidumbres”, resaltó.
A la par, advirtió que, debido a que la calificación de Pemex depende en gran medida del apoyo del Gobierno de México, un cambio en los supuestos de Moody‘s respecto del apoyo gubernamental y su puntualidad podría llevar a una baja de las calificaciones. “Una baja de la calificación Baa2 de México probablemente resultaría en una baja de la calificación de Pemex”, finalizó.
El 14 de julio pasado, Fitch Ratings redujo las calificaciones de incumplimiento crediticio a largo plazo en moneda nacional y extranjera de Pemex a B+, desde BB-, con perspectiva negativa.
Fitch explicó que esta decisión relejaba el débil desempeño operativo de Pemex. Además, daban luz de la relevancia del impacto ambiental y social derivado de los múltiples accidentes en instalaciones operativas de Pemex este año. Los incidentes ocurridos han dejado víctimas lesionadas, daños estructurales y activos críticos.