Por Víctor Barrera

Nuevamente el inquilino de Palacio Nacional dio una muestra de que a él le interesa más su popularidad que resolver los problemas, que siguen aquejando a México. Esto porque el día de ayer cuando convocó a una junta extraordinaria con los miembros de su gabinete, legal y ampliado, y de los gobernadores emanados de Morena o partidos aliados, nos dio la esperanza de que  estaría planeando establecer una estrategia para, por lo menos terminar de manera decorosa sus sexenio, y  ofrecer esas soluciones que tanto prometió.

Sin embargo, esta reunión fue para pedir que nadie, absolutamente nadie,  opaque  a su persona y que se celebre este próximo 1 de julio su quinto año del triunfo que lo llevo a ocupar el poder Ejecutivo en el país.

La ola de violencia que ha rebasado la cantidad de muertes en los más recientes administraciones, el incremento de gente en pobreza, la perdida de millones de mexicanos para tener  asistencia de seguridad social, el desamparo en que ha dejado a muchas madres solteras o que tienen que salir a trabajar para complementar el ingreso familiar,  más o menos sobrevivir, pero ahora con la angustia de dejar a sus hijos solos en la casa o  a cargo de familiares o amigos o el establecer una estrategia que amortigüe el alto nivel de inflación que aun se vive en el país,  se pensaba que eran los temas a tocar, pero no fue así, le interesa más ser admirado y vitoreado  como un rey o más allá. Como un Mesías que atender a la gente  y resolver sus problemas.

Es claro que su incapacidad de administrar un país es evidente, porque el señor no sabe trabajar en equipo y este solamente lo utiliza como “florero”, para  aparentar que tiene a su lado personas que le aconsejan y deciden.

Trascender más allá de su sexenio, es el objetivo principal del tabasqueño y por ello el afán de mostrarse demócrata, preocupado porque  la alta burocracia no gane más que un presidente, pero con la intención de desaparecer a esos órganos e institutos que limitan el poder del Ejecutivo, un alto costo para la sociedad y población en general del país.

El oriundo de Macuspana logrará pasar a la historia, algo que ha soñado por mucho tiempo, pero como el peor presidente de México, alguien que quiso perdurarse en el poder a través de  poner a sus títeres, y con ellos  escribir la narrativa que lo eleve por encima de Lázaro Cárdenas, y debajo de Benito Juárez.

Y es que en lo que va de las precampañas que no son precampañas, sus “corcholatas” están en la lucha  por aparecer como los mas útiles para ese objetivo y por ello propuestas tan absurdas como crear la Secretaria de la 4T  para darle “chamba”  al hijo del presidente, o  mantener la continuidad del proyecto fallido, pero en la narrativa de que son los Mesías y salvadores de un país o simplemente ocupar el tener el mismo apellido para decir que esto lo convierte en un Mesías, algo que ni los apóstoles propusieron a Jesús.

Una cuarta corcholata, sabe que perdiendo gana y obtiene lo que siempre ha anhelado estar al frente de la jefatura de gobierno de la CDMX.

Así este montaje para elegir a su coordinador de la defensa de la transformación, que violenta la ley electoral, servirá para distraer la mirada t que la gente se olvide del incumplimiento de las promesas realizadas por el tabasqueño.

No importa que en lo que resta de este sexenio se siga violentando el Estado de Derecho, se multipliquen los muertos, las organizaciones criminales ocupen más espacios en el territorio nacional, a la gente no le alcance para completar el gasto familiar sea porque  tiene un trabajo con salario paupérrimo o este en la informalidad pagando derecho de piso, lo que importa es que la o popularidad del tabasqueño este en alto, que sus caprichos se  realicen y se le festeje como si en verdad hubiera trabajado para el bienestar de todos  los mexicanos, pero el gobierno lo elijé el pueblo sabio, claro con la aprobación del poder  centralizado en una persona.