Por Víctor Barrera
México requiere reconsiderar el rumbo tomado en estos cinco años, para que en el 2024, podamos elegir entre la democracia liberal que vivimos durante la ultima parte del siglo pasado y los primeros 15 años de este nuevo siglo o el autoritarismo que estamos observando se va asentando en el poder centralizado a una sola persona.
Es decir, que la tan famosa “Cuarta Transformación” no es más que una regresión a aquellos tiempos donde el poder del presidente era tan grande que nadie osaba a contradecirlo.
A lo largo de sus monólogos “mañaneros”, que nos ha asestado durante este tiempo, López Obrador, ha dejado entrever la verdad de los objetivos de su 4T, donde el presidente es un monarca que acompañado de su familia puede hacer y deshacer lo que le plazca, porque él es la autoridad única y como tal todos los demás solo deben obedecer “ciegamente”.
Así, aun cuando se reconoce que sus hermanos recibieron dinero en efectivo en sobres amarillos, se intenta minimizar este delito afirmando que fue para la “causa”. También se ha demostrado que hijos, y familiares cercanos han utilizado este parentesco para hacer “negocios” que rayan más en el “nepotismo” que en una libertad de competencia y solo se elimina el fuego cuando manifiesta “mis hijos no son corruptos”.
O cuando el objetivo principal sobre el INE, INAI y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es “descuartizarlas”, porque son un lastre burocrático y representan un gasto importante en el sector público, al igual que otros órganos autónomos creados para supervisar el manejo de los recursos públicos y ser verdaderos contrapesos al excesivo uso de poder.
Entonces queda claro que el proyecto, aun, de López Obrador, la 4T, no es más que un régimen político encaminado a una regresión donde todo el poder se centralice en una sola persona
A primera vista, se trata de un proyecto unipersonal de concentración del poder en el que todos los contrapesos deben ser eliminados.
Por eso, para intentar fortalecerse proyecto, ha utilizado el populismo para dividir a la sociedad entre el “pueblo sabio”, que son todos aquellos que “ciegamente” lo acompañan, sea porque esperan un “hueso” dentro del sistema o porque “reciben” recursos de parte de su “salvador” y los fifí que son aquellos que no piensan igual que él y por supuesto no pertenecen al “pueblo sabio”.
Así las personas o los colectivos son parte de los fifí, de sus adversarios, como los califica, y por ello los niños con cáncer y sus padres, las feministas, los intelectuales, los académicos, los científicos, los periodistas, los médicos, los jueces, los consejeros del INE y del INAI, los ministros de la Suprema Corte y un largo etcétera han engrosado a este grupo.
Pero lo peor es que esta 4T ha tenido mas hierros que aciertos, se dijo combatiría la corrupción y esta es mayor a la de los regimenes anteriores, se prometió un sistema de salud igual al de Dinamarca y se creo el Insabi para este fin, pero la corrupción que prevaleció dejo sin fondos al instituto y se desparece para evitar dar cuentas de los recursos utilizados a la compra de medicamentos, los cuales siguen siendo el principal problema en el sistema de alud, por su ausencia.
Se han excusado los fracasos echando la culpa a las anteriores administraciones o manifestando que los de ahora “no son iguales a los anteriores” y lo demuestran al mostrarse más voraces para obtener recursos públicos para beneficios personales.
López Obrador pretende mantener a su camarilla en el poder a través de la concentración de poder en un solo hombre, y con ello evitar que los delitos cometidos sean investigados y sancionados.