Por Víctor Barrera
Si en algo estoy de acuerdo con el inquilino de Palacio Nacional, es que en este 2024 no habrá crisis económica sexenal como las que se presentaron al término de los sexenios de Luís Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid.
Sin embargo, si existe la posibilidad que esta se desate en el próximo sexenio derivado por la falta de inversión privada, la enorme corrupción, la inseguridad y el incremento del comercio informal. Elementos que en nada ayudan en la recaudación tributaria, por lo que las arcas publicas seguirán siendo sostenidos por los “aspiracionistas”, esos que desteta el oriundo de Macuspana.
Pero al disminuir este sector de población, porque ahora hay mas pobres que clase media, los impuestos que se paguen serán insuficientes para cubrir las deudas que dejara esta administración y el incremento de personas que recibirán los “programas sociales”, porque para ganar los comicios del 2024 se habrá incrementado el padrón de los mismos.
Debemos recordar que en este sexenio la política de austeridad y ahorro ha sido la base para evitar hacer mayores gastos para promoción turística o fortalecimiento de los sectores productivos, no así para dirigir todos los recursos a terminar las obras faraónicas como son el Tren Maya, el mantenimiento al AIFA y la puesta en marcha de la refinería en Dos Bocas.
Se utilizaron todos los recursos que se tenían en fondos y fideicomisos que estaban destinados a evitar que sucesos naturales impactaran en el bienestar de la población, o para apoyar a sectores vulnerables como la mujeres que tienen a su cargo una familia, a comprar medicamentos de las enfermedades catastróficas o llevar apoyo educativo y alimentario a los niños y niñas en educación primaria.
Pero nunca se propicio una reforma fiscal que incentivará la mayor participación de capital privado y que estos generaran recursos, vía impuestos, para inyectarlos en programas para mejorar la calidad de vida de los mexicanos., como el fortalecer un sistema de salud que cubra al ciento por ciento a la población, con medicamentos y hospitales adecuados, que el sector educativo estuviera mas inyectado con recursos para abrir enseñaza de la ciencia y tecnología desde los primeros años educativos.
Se desperdiciaron seis años para echar y adecuar esa reforma fiscal que ampliara el porcentaje de recursos vía impuestos y solo hemos visto como cada año, la recaudación diminuye. En el mes de marzo los ingreso públicos, cayeron en 18.9 por ciento, algo que debe empezar a preocupar a las autoridades hacendarías si es que en verdad quieren dejar las finanzas publicas sanas.
Pero también fue un llamado a quien suceda al tabasqueño, porque tendrá que crear esa reforma fiscal y convencer al poder legislativo de aprobarla o en el corto plazo podríamos observar una crisis como la que se vivió en la transición del sexenio de Salinas de Gortari a Ernesto Zedillo, donde en tan solo 28 días, pasmos de una economía “sana” a una crisis que sufrimos para recuperarnos gran parte del ultimo sexenio del siglo anterior.