Por Víctor Barrera
La concentración de celeridad con la cual cerro la cámara de diputados para probar algunas iniciativas y modificaciones de Ley es algo que nos muestra, que este gobierno sigue preocupado porque la popularidad de AMLO empezará a bajar en los próximos meses ante la falta de resultados palpables y de utilidad pública.
Este régimen, que prometió el cambio, ha demostrado que ese cambio es el regreso al poder de una sola persona donde cualquier decisión de esta persona, el presidente, era acatada y vitoreada por el partido político del presidente, en este caso también por sus aliados.
El trabajo para ello es eliminar los organismos autónomos, que molestan mucho al inquilino de Palacio Nacional, porque se le pide rendir cuentas del uso del os recursos públicos, que no son del presidente, sino de todos los mexicanos por lo tanto el presidente debe informar a la ciudadanía que se hace con ellos para mejorar la calidad de vida de los mexicanos.
Hasta ahora y como es costumbre de López Obrador, toda esta información se ha quedad resguardada bajo el pretexto que es con carácter de Seguridad Nacional.
Si a esto sumamos que por lo menos mantiene subyugado al poder Legislativo, porque Morena, junto a sus aliados políticos, impone su mayoría, para complacer a su “jefe”, aun cuando realicen trabajos totalmente desaseados.
El objetivo es ir limpiando el camino para que “las modificaciones legislativas” allanen el camino para mantener el poder y este sea el de una sola persona.
Aun cuando vaya de por medio la democracia, algo que durante muchos años tomo AMLO como bandera política para alcanzar la presidencia y que ahora esta democracia será a su modo.
Los mexicanos, volvimos a perder representación en el poder Legislativo, porque las decisiones en las votaciones no se toman sobre lo que favorece a mejorar la calidad de vida de los mexicanos, sino como favorece para mantener el poder de una y un pequeño grupo que lo rodea.
A principios de este siglo, cuando se dio el cambio de presidencia y régimen, todos festejamos porque habíamos alcanzado una verdadera democracia, ahora estamos regresando, repito, a esa época donde lo que el presidente pedía se hacía sin chistar, donde los legisladores, alcaldes, gobernadores y el aparato burocrático solamente decía “lo que usted diga señor presidente”.
Ahora os legisladores de la mayoría parlamentaria, solo representan los intereses del inquilino de Palacio Nacional, y no de la gente que voto por ellos. Porque muchos de ellos fueron reelectos y algunos otros asumieron la diputación porque así le favorecía a Morena o a los partidos aliados.
Estos legisladores llegaron a su escaño todavía con la reminiscencia de la ola del 2018, pero su trabajo ha dejado mucho que desear. Y es probablemente estén temiendo que Morena no alcanzara la mayoría legislativa, por eso estos legisladores “amarran” algún otro puesto público, demostrando una lealtad ciega.
Afortunadamente la suprema corte de Justicia de la Nación, ha demostrado que existe una autonomía en su proceder y aun cuando todavía existen “leales ciegos” al régimen actual, no se ha permitido que esto los presione.
Por ello, es probable que algunas de las reformas aprobadas por el poder legislativo puedan ser invalidadas por el máximo tribunal del país, ejerciendo su función de Tribunal Constitucional.
Y también por ello, la insistencia del tabasqueño de golpear a los ministros de la Corte por las mañanas, encender el odio en contra de ellos.
Entiende el López Obrador que su movimiento no alcanzará la mayoría parlamentaria en el próximo Congreso Federal y con ello el declive del mismo. Los mexicanos que empiezan a razonar la utilidad de su voto se han dado cuenta que la promesa de cambio solo fue de destrucción, que costara a los mexicanos por lo menos seis años más, si existe cambio de régimen retomar el camino del crecimiento y bienestar.