Por Víctor Barrera
Este sábado, una vez más, López Obrador nos mostró que más allá de haber alcanzado la presidencia de la republica, para trabajar en el beneficio de todos, su fuerte sigue siendo el hacer campaña, el realizar manifestaciones y mostrar que él puede ser el hombre más popular, aun cuando se gaste recursos públicos para cumplir sus caprichos.
A lo largo de estos años al frente del poder Ejecutivo, su trabajo ha sido más de militante de un movimiento que de presidente, al utilizar recursos públicos para realizar cada mañana una conferencia que no informa nada de su labor o de sus colaboradores, sino solo nos muestra que esta ahí para denostar a quien no piense igual.
Ha dividido a la población entre los que están con la transformación y quienes están en contra, aunque nadie entienda y conozca bien que significa para el tabasqueño la transformación, pero sus seguidores la defienden aun cuando en la realidad esta transformación vaya en contra de su economía familiar.
Por ello, ha aplicado “programas sociales” que poco sirven a la gente que los recibe para superar su nivel de pobreza, porque al momento hay por lo menos 4 millones más de pobres en México comparada esta cifra con el numero existente en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
El salario, aun cuando se ha incrementado más que en los últimos años, este se muestra precario ante la falta de resultados para evitar el incremento de precios de los productos más básicos en la alimentación de los mexicanos.
Pero lo que le resulta a López Obrador es que en la conciencia, o quizás inconciencia, de la gente, el recibir dinero del gobierno represente que este si esta trabaja para acabar con la pobreza.
Pero la realidad es que a cambio de algunos pesos, este gobierno a derrochado miles de millones de pesos en los caprichos de López Obrador, dejando con ello las arcas vacías y la necesidad de que año con año, algunos sectores productivos tengan que sufrir recortes presupuestales y con ello menor producción de venta, incluyendo los alimentos ocasionando falta de abasto y por supuesto incremento de precios.
Al inquilino de Palacio Nacional le gusta ser visto y que lo reconozcan, con el objetivo de establecer por varios años su proyecto.
López Obrador es la personificación de su movimiento. Morena solo resulta ser la herramienta que le permita esto, mientras López Obrador sea visto e idolatrado, Morena ganara comicios sin importar candidatos, porque repito, el movimiento es él y todos se convierten en una parte de López Obrador.
Pero esto también hace vulnerable a su movimiento, porque en la medida que su figura crece, sus compinches se hacen mas pequeños y esto debería ser una herramienta que deberá utilizar la oposición para empezar a minar la figura de López Obrador.
El discurso del sábado confirmó que más allá de una continuidad de su proyecto, lo que pretende López Obrador es establecer un “maximato”, que deberán entender las “cocholatas”, no habrá otro proyecto, nadie podrá modificar el plan porque este ya esta establecido y el plan es crear una figura por encima de la presidencia.
Es por ello que ha intensificado de manera clara todos los procesos de reforma que le son fundamentales, porque sabe que en el futuro no va a haber manera de ello.
Esta construyendo las bases de lo que asume como cambio. López Obrador no va a dar un paso atrás. Porque ya alcanzó su sueño y no lo soltará fácilmente.