Por Víctor Barrera
En el 2018, con la promesa de cambiar todo lo malo que tenia México, derivado de las administraciones plagadas de corrupción, se creo la coalición “Juntos Haremos Historia” que la conformaron Morena, PT y el casi desparecido Partido Encuentro Social o PES.
La gente volteo a ver esta coalición, más por la esperanza del cumplimiento de las promesas vertidas por el candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, de combatir la corrupción y acabar con ella, metiendo a la cárcel a todos los funcionarios públicos que se habían enriquecido a través de la corrupción, que el de recordar el daño que durante varios años hizo al país con sus marchas y plantones en la Ciudad de México.
El tabasqueño prometió que serian castigados los ex presidentes del llamado neoliberalismo, porque nunca alcanzaron crecimientos económicos por encima del 6 por ciento y solo otorgaban un mediocre 2 por ciento, derivado de la corrupción y mal uso de los recursos públicos.
Reiteró en muchas ocasiones que tenia la estrategia bien planteada para alcanzar esos crecimientos económicos del 6 por ciento. También que tenia la solución para erradicar la inseguridad dentro del país, con una política distinta a la aplicada por esos gobiernos “neoliberales”, la cual era “abrazos y no balazos”.
Dijo que se encargaría de regresar al ejercito a sus cuarteles, porque las funciones de seguridad publica no le correspondían y al sacarlos a la calle, en el gobierno de Felipe Calderón, el ejercito en muchas ocasiones excedía de su poder cobijados bajo la “política de enfrentamiento directo” contra el crimen organizado que Felipe Calderón había impuesto, dejando daños colaterales importantes en el numero de ciudadanos muertos.
López Obrador exclamó que seria el mejor presidente que haya tenido el país, por ello el nombre de su coalición. Esto motivo que una gran mayoría de cuidadnos votaran por el tabasqueño, más por el hastió a los partido políticos dominantes en ese tiempo que aun verdadero conocimiento de quien era Andrés Manuel López Obrador, que traía a cuestas una campaña que se le había hecho en el 2006 donde se señalaba que “López Obrador es un peligro para México”.
Ahora ya en su quinto año de gobierno federal, el deterioro de su gobierno avanza con celeridad, algo que provoca desatinos y mentiras por parte del tabasqueño, para querer cubrir sus ineficiencias de su gobierno.
Porque no ha cumplido con sus promesas y ha entregado resultados que solo lo colocaran en la historia como el peor presidente que ha tenido México en más de 100 años.
No solo no ha acabado con la corrupción, sino que esta peor que antes y en pocos años muchos funcionarios cercanos a él se han hecho millonarios, sin poder demostrar que con su salario lograron estos recursos.
Dejara plasmado en el recuerdo de los mexicanos que su ineptitud para administrar al país se derivo en la peor crisis económica, que hayamos sufrido y que deberán pasar por lo menos otros tres años para recuperar los niveles de crecimiento que tuvimos hasta antes del 2018.
Y serán muchos años más para recuperar los órganos autónomos que se crearon con la presión de la ciudadanía para ser un contrapeso real al poder Ejecutivo, órganos que en su mayoría han sido destruidos.
La ciudadanía se ha dado cuenta que esas promesas de cambio solo se cumplieron pero en sentido contrario al que se venia mostrando en las anteriores administraciones federales, donde los presidentes tomaron en serio las políticas y trataron de modernizar el país y ahora todo eso ha sido sofocado por malas políticas.
Aun resta tiempo a la presente administración, pero no el suficiente para poder enderezar el rumbo del país y dar buenos resultados que implique la continuidad del proyecto.
Quizás por ello este gobierno pretende ser juez y parte en los comicios, apoderándose del INE y el Tribunal Electoral.