Por Víctor Barrera

La apatía que se pueda inyectar a la ciudadanía y la compra de voluntades se convierten en las principales herramientas de este gobierno para imponer un triunfo que les permita  seguir alimentando su hambre de poder y de venganza.

Es indudable que quienes ahora se sienten limpios de toda culpa por estar en Morena, y que antes  aplaudían y veneraban todo lo que el PRI dictaba, se manejan con estas herramientas porque se sintieron desplazados y en Morena han encontrado la manera de alcanzar sus  sueños como ser  diputado local, federal, alcalde, senador o gobernador, que en el PRI y otros partidos  les negaron  en varias ocasiones.

La apatía se hizo presente, el domingo pasado, en los comicios extraordinarios para elegir al nuevo representante y cubrir el escaño vacante del Senado de la República.

Ese día solo acudió el 20 por ciento del total del padrón electoral del estado, principalmente porque la ciudadanía de Tamaulipas pensó que acudir a votar no tenía sentido, principalmente porque ya conocían el resultado, el triunfo de Morena.

Esto derivado del ejército de personas que Morena movilizo en la entidad para recordar que de no conseguir el triunfo podrían suceder cosas bastante más malas de las que ahora ocurren en el estado.

En cambio el triunfo de Morena mantendrá  el reparto de recursos “que da el presidente”, como si del bolsillo del tabasqueño salieran esos recursos.

De tal forma que utilizar una mentira y sembrar el miedo han sido el resultado de la compra del voto y el desencanto para acudir a sufragar, algo que impide seguir desarrollando la democracia que  beneficio a este gobierno y que venia  aplicándose  de manera natural en los primeros años de este nuevo siglo.

Los tamaulipecos dejaron que quienes ejercen el poder decidieran estos comicios, y de alguna manera confirmaron la formula que ha aplicado Morena para que en pocos años sea el  partido predominante con 22 gobiernos estatales y con mayor  numero de legisladores en el Congreso federal y en los locales.

Lo lamentable es que la oposición, cada día se hace mas pequeña y no porque no tengan estructuras  para movilizar  a la gente, sino ante la apatía de la ciudadanía para  ejercer su derecho a elegir quien los gobierne y no lo imponga el poder, algunos de los llamados lideres politos, prefieren negociar para mantener sus privilegios coartando  con ello el desarrollo de la democracia.

Pero es necesario que la gente comprenda que si permitimos que se impongan las decisiones de quien detenta  el poder, esto puede ser nuevamente la base para seguir enquistando a la corrupción y perdurando con ello la ineficacia de los gobiernos ante la nula rendición de cuentas.

En estos momentos solo estamos ante una disyuntiva, que la ciudadanía vuelva a empoderase y con ello evitar que los gobiernos y puestos públicos  duren más allá de los estipulado en la Constitución y erradicar la reelección de legisladores, que hasta ahora solo ha mostrado su inutilidad para México.

Debemos impedir  que  se reinstale un gobierno disfrazado de social democrático pero que  es simplemente  la continuación de un autoritarismo que ya habíamos dejado atrás.