Por Víctor Barrera   

Decía Jesús Reyes Heroles que la forma es fondo y esto es precisamente como podemos entender el proceder de Andrés Manuel López Obrador, que se muestra más como un emperador, quizás porque vive en Palacio Nacional, que como presidente de una republica que se fundamenta en la democracia y en el respeto al estado de derecho. 

La actitud de saludar a los representantes de los otros dos poderes, el legislativo y judicial, durante la celebración del 106 aniversario de la promulgación de nuestra constitución nos muestra que es un hombre que mantiene muchos complejos y posiblemente  rencores para aquellos que cataloga como adversarios políticos. 

También nos mostró que para él es más importante mostrar su “poder”, que se traduce en una dictadura, donde los personajes más importantes son, su gabinete y las fuerzas armadas. 

Al colocar a estas personas cerca de él y alejando hasta los extremos, a quienes representan los otros dos poderes del país, porque nadie puede opacarlo, aun cuando en la Constitución se señala que los tres poderes de la Unión son de igual importancia, ninguno  abajo o encima de otro poder, pero para Andrés Manuel esto poco le importa, el personaje central siempre debe ser él. 

Esta forma de pensar lo ha llevado a  querer establecer  el poder casi único que tenia el presidente en casi todo el siglo pasado, donde si el presidente decía una hora esa era la hora que sus empleados señalaban. 

Para lograr esto ha hecho todo lo posible para destruir al INE  para luego poder establecer un instituto electoral que este bajo sus ordenes, porque a pesar de terminar su sexenio, el quiere mantener un “maximato”, como el que estableció Plutarco Elías Calles,  donde sea el tabasqueño “el jefe máximo de la transformación”, y los presidentes en turno   sigan obedeciendo sus ordenes. 

Pretende modificar las leyes que rigen al INE, primero minando su capacidad económica, al  reducir su presupuesto, para que no tenga la posibilidad de cubrir, a través de su gente los comicios y señalarlo como ineficiente. También busca colocar a cuatro consejeros para obtener la mayoría de estos y en cualquier discusión  ganar  ante una oposición casi inexistente. 

Pero lo más peligroso es que  con estas acciones  desperecerá el valor del voto ciudadano, violentando con ellos nuestro derechos y el estado de Derecho, lo que podría  convertirse en  una complicación social, y económica para el país. 

Es decir quiere tener el poder sin importar el futro del país,  y sus pobladores, quiere retroceder muchos años atrás en nuestra historia y hacer una democracia de un solo hombre, que es únicamente una dictadura. 

Ojala la gente que en estos momentos aplauden todo lo que hace y dice el tabasqueño reflexione sobre el futuro que le dejaran  a sus  hijo y nietos y no permitan que suceda esto, porque  existe una gran cantidad de gente que ya esta consciente de ello, pero se necesita aun más para que la ciudadanía  pueda manifestar que nadie puede subyugar sus derechos y que el voto no tiene ningún valor económico que lo pueda comprar.