Por Víctor Barrera
A lo largo de estos días, México reportará cifras que de alguna manera son positivas, pero sin embargo siguen siendo solamente la recuperación de la enorme caída económica que tuvimos durante el 2020, por la pandemia del covid a nivel mundial y las malas decisiones de este gobierno federal, que no fortalecieron a los sectores productivos y esto ha hecho que nuestra recuperación real siga prolongándose aun más.
Desde ayer la apreciación del peso frente al dólar fue una noticia positiva, sin embargo esta puede convertirse en un dolor de cabeza si no se maneja adecuadamente.
Este resultado, no es por la política económica del gobierno de la 4T, si no que responde a los movimientos ocurridos desde el 2020 de manera global, como lo es el incremento del precio del petróleo y sobre todo el incremento de los insumos de importación que hace Estados Unidos para sus sectores industrial y agrícola.
Además debemos agregar que ante la situación mundial, donde la pandemia del covid no termina y la guerra entre Ucrania y Rusia continua, hace prever a los analistas económicos que la economía de Estados Unidos este año tampoco tendrá resultados positivos y podría caer en una recesión, algo que afectaría de manera importante a nuestra economía y a nuestra moneda.
Entonces este peso “fortachón” volvería a depreciarse y la felicidad que ahora pregona el gobierno federal y el de la CDMX, se volvería nuevamente un punto de preocupación en algunos semanas más.
Pero para evitar esto, el gobierno tendría que aplicar políticas públicas que fomente la creación de empresas y por supuesto producción para generar riqueza.
Esto implica que el gobierno de la 4T tendría que inyectar recursos para crear infraestructura suficiente para alojar a las empresas internacionales que siguen en la búsqueda de un nicho cercano a Estados Unidos para fortalecer su contrato comercial con aquella nación.
También implica reorientar las políticas económicas para favorecer la apertura de empresas en el país, pero sobre todo generar los servicios públicos para que estas empresas puedan laborar, como son energía eléctrica, agua, agua potable, seguridad publica entre otras.
Esto significa que se tendría que reorientar el presupuesto, dejar de invertir en esas obras que no se terminaran en los próximos dos años, para crear la infraestructura, fortalecer sistemas como el de salud y educativo para garantizar que sus trabajadores reciban un manejo adecuado para su salud y sobre todo una educación y capacitación para poder realizar trabajos con base en la tecnología.
Se entiende que la política de “austeridad y ahorro” y ahora de “pobreza franciscana” ha servido a esta administración y sus gobierno locales para poder utilizar mas recursos en campañas políticas y dejar de lado el mantenimiento de la infraestructura, el ejemplo mas recientes es el del Metro de la CDMX, que empieza a mostrar los efectos de un escaso mantenimiento.
No es difícil hacer esto solamente se necesita voluntad política, pero esto ultimo quizás es lo que mas falta le hace a esta administración que sigue obsesionada por la continuidad y gasta a manos llenas los recursos públicos para comprar voluntades, entiéndase programas sociales, que solo son paliativos y no ayudan en nada para solventar la pobreza de millones de mexicanos.
De seguir igual es un hecho que morena y sus aliados no alcancen su continuidad, porque, repito, el limite de los mexicanos esta apunto de llegar y ya no aceptaran, migajas mientras que la nueva clase política sigue enriqueciéndose a costa de la pobreza de los mexicanos.