Por Víctor Barrera 

La narrativa con la cual el gobierno federal pretende establecer que el incremento al salario mínimo de un 20 por ciento, es derivado por la necesidad de mostrar resultados positivos y no porque exista un estudio económico que evite un desequilibrio en el mercado laboral o en el índice de inflación en México. 

Es cierto que, desde hace varios años, los incrementos al salario mínimo han dejado de impactar de manera importante en este índice, pero ante la circunstancia de que tenemos con un nivel de 8.14 por ciento, este incremento se ve muy alejado de alcanzar la línea de bienestar necesaria de miles de familias. 

No se puede negar que incrementar los salarios es un punto positivo, sin embargo,  este incremento debe verse en su dimensión real y no en la forma en la cual se pretende imponer para que se aplauda a este gobierno por dicha decisión. 

En primer lugar, quienes tuvieron que aceptar este incremento son los creadores de empleos, en un 80 por ciento el sector privado y un 20 por ciento el gobierno federal, pero este porcentaje se reduce, debido a que cada vez más los empleos directos creados por el gobierno se destinan más al ejército y no se otorgan a particulares. 

En segundo lugar, quien deberá absorber el desembolso de este incremento es la iniciativa privada, y quizás las grandes empresas pueden soportar este incremento, pero las medianas y pequeñas tendrán que hacer algunas modificaciones en sus nóminas para lograr otorgar esos recursos al salario mínimo y a los otros  que no están en este rango pero que también buscaran un incremento. 

Para evitar el despido de mucha gente, entonces el gobierno federal también deberá adecuar sus políticas públicas, estableciendo programas de fortalecimiento para los sectores productivos que permitan no solo mantener las puertas abiertas de las empresas sino crear un mayor número de empleos. 

De no existir estas políticas públicas, sin lugar a dudas, el recorte de las nóminas de las empresas será necesario. 

En términos económicos un incremento del 20 por ciento al salario se ve casi desaparecido ante una inflación de 8.14 en términos generales, lo que solo deja a este incremento en un promedio de 12 por ciento, pero si lo comparamos al incremento que han sufrido los productos básicos, que en promedio es de14 por ciento, entonces el incremento solo será del 6 por ciento, pero a este también se tendrá que recortar el incremento sobre los precios y tarifas de servicios públicos, que el gobierno federal y los gobierno estatales apliquen a los mismos, que podría estar en  un promedio de entre 4 o 5 por ciento, dejaría el incremento de entre 2 o 1 por ciento. 

Por lo tanto, este incremento sigue siendo insuficiente para que se pueda siquiera alcanzar a comprar los productos de la canasta básica.  

Entonces, si este gobierno federal quiere cerrar por lo menos la última parte de su periodo con resultados positivos, reitero, tendrá que establecer esas políticas públicas a favor de un crecimiento económico superior al 6 por ciento y con fortalecimiento de los sectores productivos. 

Además de crear las circunstancias propicias para un mercado interno fuerte con índices bajos de inflación.