Por Víctor Barrera
Los más recientes datos macroeconómicos, pueden llevar a pensar que la economía de los mexicanos empieza a recuperarse y por ello escucharemos voces del gobierno federal argumentando que la situación de crisis ya ha sido superada.
Sin embargo debemos realizar un análisis en la microeconomía para saber si en realidad hemos superado esa etapa todavía nos falta un tramo más por recorrer, en espera de que no se presente una recesión económica mundial, que nos vuelva a situarnos nuevamente en una etapa de incertidumbre en la economía familiar.
Empecemos con el dato del índice de inflación, que de estar en niveles de 8.7 por ciento, en resultado más reciente es que se ubica ya en 8.14 por ciento.
Sin embargo, si revisamos con más detalle ambos resultados, no es claro que se tenga un cambio en la tendencia. Aunque es indudable que las mayores tasas de interés están ayudando a controlar el incremento en la demanda agregada en los distintos países, factor necesario para poder disminuir la inflación, hasta el momento no se ha reflejado una baja constante en los precios de los productos.
Por ejemplo, los productos cuyos precios han mostrado una baja en las últimas semanas son el petróleo y los alimentos, principalmente los granos. El primero tiene una estacionalidad fuerte y se espera que en esta época invernal los precios de los energéticos se eleven. En cuanto a los segundos están muy relacionados con el entorno bélico en Europa, si este se complica, es probable que se aumente el precio de los granos.
Es por ello que, en México, el menor crecimiento en el índice de precios no es general en todos sus componentes. La llamada inflación subyacente, que no incluye aquellos productos y servicios que son muy volátiles, sigue con una clara tendencia de alza ya que registró un incremento anual de 8.66 por ciento en la primera quincena de noviembre.
Esto queda claro al observar que los precios de las mercancías crecieran 11.50 por ciento mientras que el de los alimentos fue en 14.10 por ciento, siendo uno de los componentes que más perjudica a los sectores de menores ingresos de la población.
En los servicios el incremento es de 5.4por ciento, componente influido por los salarios, los cuales se espera tengan un incremento importante en las siguientes semanas, de un 20 por ciento y esto sin duda presionará la inflación.
Si observamos el rubro del crecimiento del PIB, aun cuando es importante, de 4.3 por ciento, debemos tomar en cuenta que se compara este con el año anterior, mismo que mostró bajos niveles de actividad económica como resultado de la pandemia.
Pero si lo comparamos trimestralmente, podemos ver que en lo que va del año se presenta una desaceleración económica. Así, en el primer trimestre de 2022 comparado con el último de 2021 el crecimiento fue de 1.2 por ciento; en el segundo trimestre con el anterior fue de 1.1 por ciento y en el tercero el incremento es de 0.9 por ciento.
Entonces podemos concluir que los datos actuales nos permiten afirmar que aún no terminamos de recuperarnos de la caída que sufrió nuestra economía en 2020.
Además, la situación económica global indica que para el 2023 se espera otra etapa de recensión y con ello para evitar un elevado índice de inflación tendrán que seguirse aplicando políticas monearais restrictivas que impiden que las economías familiares se recuperen completamente.
Por lo tanto, la realidad muestra que no hemos salvado la etapa de crisis y que si este gobierno quiere en verdad hacer algo para compensar lo anterior deberá crear las condiciones para captar más inversión privada y aplicar la publica de manera adecuada para fortalecer los sectores productivos, crear más empleos formales y obtener recursos vía impuestos para reinvertirlos en sistemas productivos.