Por Víctor Barrera
A pesar de las descalificaciones que Andrés Manuel López Obrador hizo durante la semana pasada a la marcha “En Defensa del INE”, con el objetivo de desalentar a la gente a asistir a ella, esto no tuvo efecto y nuevamente se mostró que la ciudadanía no permitirá que se destruya el órgano electoral que hasta el momento nos ha permitido transitar con una democracia, la estabilidad política y paz social.
La gente que asistió a la marcha pudo constatar que no solo fueron los 10 mil o 15 personas que el gobierno capitalino reporta, sino fueron muchos más y podría arriesgarme a señalar que en la capital se juntaron más de 250 mil personas y en las diferentes ciudades donde se llevó a cabo esta marcha se podrían sumar dos o tres veces más esa cantidad, dando un resultado total de más de un millón de personas que no quieren ninguna reforma electoral.
Esto es el motivo por el cual López Obrador y sus legisladores, pretenden acelerar la aprobación de la iniciativa enviada por el tabasqueño, que le permitirá obtener un mayor control del órgano electoral para con ello ser juez y parte y por supuesto ser el triunfador en los comicios a celebrarse en el 2024 y los subsecuentes.
Los ciudadanos que acudieron a las marchas, entienden que el objetivo de López Obrador es desaparecer la esencia del órgano electoral, para volverlo nuevamente solo un órgano subyugado al Poder Ejecutivo, donde la designación del presidente para sucederlo sea el ganador.
La ciudadanía entiende que permitir esto, el retroceso democrático y político del país será inmenso y tendrían que pasar muchos años y quizás enfrentamientos armados para poder recuperar una democracia como la que hemos vivido en este siglo.
En la marcha donde hubo personas jóvenes, maduras y hasta de la tercera edad, también se vio la participación de sectores importantes del país, que olvidando descalificaciones y adjetivos que cada mañana impone el tabasqueño como aspiracionistas, fifí, conservadores, traidores a la patria y otros tantos, salieron a exigir no se realice esta reforma electoral.
De hecho, los partidos políticos, calificados como la oposición, también estuvieron presentes, por lo que será difícil para alguno de ellos pueda prestarse a acompañar esta reforma dentro de las discusiones del poder Legislativo, por lo que sería un hecho que esta reforma constitucional no pasará en los próximos meses.
Entonces, la ciudadanía nuevamente despierta y esto le preocupa a López Obrador, pensó que a la mayoría de votos obtenidos en el 2018, le daban lo oportunidad de cambiar todo y destruir lo que ha costado años en relación a órganos ciudadanos y que se convirtieron en contra peso del Poder Ejecutivo.
El originario de Macuspana se ha dado cuenta que la ciudadanía nuevamente ha tomado las calles, para que en forma pacífica, exigir sus derechos y el respeto que empezaba a perder ante la idea de López Obrador de sentirse el Mesías y el salvador de un pueblo.
Se ha dado cuenta que no es así, que la ciudadanía es tolerante, pero ante tantos errores y codicia por el poder absoluto, el voto puede cambiar de manera importante. Esto permite ver que Morena en realidad no tiene tan fácil obtener el triunfo en el 2024.
México y su gente demuestran una vez más que el voto debe ganarse para obtenerlo, pero también seguir trabajando para mantenerlo.
El INE ha permitido la competencia electoral en México y así lo hace saber la ciudadanía para que los partidos políticos también lo entiendan. Es un error tratar de cambiar esto porque, repito, podríamos caer en la fase de autoritarismo y en una etapa de crisis políticas recurrentes, como las que vivimos en el pasado.