Por Víctor Barrera 

Esta semana y hasta el 15 de noviembre próximo estaremos escuchando noticias sobre la discusión del Presupuesto de Egresos para el 2023, es decir, el dinero que gastará el gobierno federal para aplicarlo en los sectores productivos y con ello, lograr un crecimiento de por lo menos 1.2 por ciento o 3 por ciento como lo pronostica la secretaria de Hacienda. 

Debo destacar que este último pronóstico parece demasiado optimista, si se compara con las expectativas de analistas económicos que pronostican, si bien nos va, un crecimiento de 0.97 por ciento y el optimista lo coloca en 1.2 por ciento. 

Sin embargo, aun cuando no se alcance estos niveles de crecimiento, este presupuesto ya tiene autorizado un déficit público de 3.6 por ciento, niveles que en las anteriores administraciones jamás se presentó.  

Este déficit significa un endeudamiento de 1.1 billones de pesos, que estarán destinados a cubrir los gastos del gobierno. 

Este nivel, representa un desequilibrio en las finanzas públicas, lo que será un elemento que baja la calificación de nuestro país entre las empresas que son consultadas por los inversionistas extranjeros para colocar sus capitales. 

Esto significa que no entraran recursos para financiar la ampliación de empresas establecidas en el país y esto coloca al mercado laboral limitado en plazas para quienes quieran entrar en este. 

Una solución a estos problemas es que esa deuda, que se sumará a la ya existente, se aplique en gasto productivo, en inversión de infraestructura que en el mediano plazo empiece a reflejar la utilidad para el bienestar de la población y desarrollo económico del país. Lo lamentable es que este endeudamiento, aprobado por la mayoría que integran los legisladores de Morena, PVEM y PT servirá para los caprichos del presidente López Obrador y que está encaminado más a la compra del voto, a través de los programas sociales para obtener la continuidad de su proyecto en la siguiente administración federal. 

Gran parte de este Presupuesto de Egresos va encaminado a concluir las mega obras de López Obrador, las cuales no han demostrado una utilidad inmediata para el país, a cambio de un severo recorte presupuestal a los estados, a la infraestructura carretera, a la salud y la educación. 

Pero también a la democracia, porque recortan 4,475 millones de pesos al Instituto Nacional Electoral, y con ello difícilmente podrá cubrir de manera correcta su labor, con ello tendrá la 4T la excusa perfecta para señalar la “inutilidad” del INE y con ello obligar la aprobación de su reforma electoral, otra herramienta que servirá para mantener la continuidad en la presidencia por parte de la 4T. 

Pero si se aprobará un subsidio de 2,600 millones de pesos al aeropuerto Felipe Ángeles que no usa ni López Obrador. También se asignarán 143, mil millones de pesos al Tren Maya tan solo para el 2023, que tendrá ya una proyección de costo de construcción de 420, mil millones de pesos, además ocasionar desastres en reservas naturales acelerando con ello el cambio climático que ya sufrimos a nivel global. 

Otros recortes serán en la desaparición del programa de apoyo a los campesinos para comercializar sus productos, menor  cantidad de recursos para la compra de medicamentos, que serán aún más escasos en los institutos de Salud como el IMSS, ISSSTE y los que dependen directamente de la Secretaría de Salud. 

También habrá menor cantidad de recursos para la construcción, reconstrucción y mejoramiento de escuelas, a cambio habrá una partida presupuestal de 290 mil millones de pesos para incrementar programas para los adultos mayores, que hasta el momento se desconoce el padrón total de personas de la tercera edad que reciben estos recursos, pero servirá para afianzar el voto de este sector de la población a favor de Morena. 

Lo mismo habrá incremento para otros programas sociales, que también son “clientelares” y mantiene opacidad sobre el padrón de personas beneficiadas. 

De esta manera, se ve difícil que se consiga un crecimiento del 3 por ciento de nuestra economía nacional y con ello que se logre el mejoramiento de los sistemas de salud, educación y el desarrollo industrial y tecnológico que permita a México captar más inversiones extranjeras. 

Lo único seguro es que esta administración aumentara el endeudamiento del país, y nadie logrará impedirlo, porque sus fieles servidores que representan los legisladores de “Juntos Haremos Histeria” lo aprobaran con obediencia ciega.