Por Víctor Barrera
El Banco de México, elevó nuevamente, y de una manera espejo con la decisión tomada hace días por la Reserva Federal de Estados Unidos, su tasa referencial en 75 puntos base para colocar está en 9.25 por ciento.
Esta medida tomada es parte de la política monetaria de nuestro banco central y con ello se intenta evitar que la inflación siga presionando hacia arriba.
Esta decisión también tiene dos consecuencias que deberán manejarse con precaución para evitar que en el corto plazo se conviertan en resultados negativos.
La primera es el fortalecimiento de nuestra moneda, el peso, que debe entenderse será pasajero y se debe actuar de manera adecuada para evitar una depreciación del mismo que traería consecuencias en las finanzas públicas y la segunda es que la política monetaria deberá ser acompañada con la aplicación de medidas contra cíclicas, del gobierno federal, que permitan reforzarla y con ello mantener el dique que evite un incremento en los precios.
Estas medidas son: aplicar más recursos públicos a los sectores productivos para crear riqueza y mayor cantidad de productos que eviten que la demanda supere a la oferta. La segunda es mantener una verdadera política de austeridad, en obras que deberán posponerse, como sus megaobras, y dejarlas para tiempos con crecimientos económicos importantes y evitar programas sociales que solo tienen tintes electorales y no cambian en nada la calidad de vida de los mexicanos.
Para ello es necesario que exista voluntad política de López Obrador y el grupo que le sigue para reconocer que se ha equivocado durante cuatro años y que ha llevado al país al umbral de una crisis económica que puede presentarse si no se hace nada.
Entendemos que quiere pasar a la historia como el mejor presidente de México, pero no lo logrará si continua en este camino, donde la mayoría de las familias mexicanas no alcanzan a cubrir sus gastos básicos, donde la inseguridad cada día es más violenta, donde las oportunidades de captar inversiones se pierden porque el pensamiento retrograda de combatir el capitalismo e imperialismo sigue presente aun cuando la economía es global y la nación que no lo entienda corre el riego de un rezago como el que estamos empezando a vivir.
Para fortalecer un crecimiento económico se necesita de capitales, nacionales y extranjeros, que apoyen el desarrollo del país, y no se ha hecho nada al respecto. Al contrario, se han cerrado sectores, como el energético por la idea de que seremos sometidos por estos capitales, pero se pierden las oportunidades de generar electricidad suficiente para establecer muchas empresas en el país, otorgando empleos y salarios dignos para los mexicanos.
De no hacerse absolutamente nada, repito, estamos en el umbral de presenciar una crisis como las más recientes en 1985 y 1994.
Es lamentable ver que ante la oportunidad que tiene López Obrador de cambiar su forma de pensar y ver al mundo, siga aferrado a sus viejas ideas de más de cinco décadas y que han ha demostrado que cerrar la economía de una nación solo la convierte en una nación de pobres.