Por Víctor Barrera
Desde hace algunos meses los seguidores de Morena deberán esperar que este partido casi inmaculado, bajo los principios de no robar y no mentir, no termine siendo una versión actualizada del viejo PRI, el partido que detestan porque a lo largo de los muchos años que gobernó al país, solo la corrupción, la impunidad y otros vicios eran los resultados que presentaban.
Sin embargo, como sucede en México, la clase política se viste de acuerdo a la ocasión y cambia sus principios como si fueran calcetines, para tratar de estar cerca de quine detenta el poder y poder hacer “una carrera política” que le permita alcanzar grandes fortunas a expensa de la pobreza de millones de mexicanos.
Esto lo anotamos porque en las últimas semanas la alianza que se ha dado entre el PRI y Morena solo nos muestran que los lideres de estos partidos como el ideólogo de Morena, López Obrador, solo buscan el poder por el poder y no para buscar el beneficio de los mexicanos.
Esta alianza que por lógica no podría suceder, porque, repito, Morena se originó como un movimiento cuyo objetivo fue quitarle el poder al PRI para darle empoderamiento a los más necesitados, de ahí su frase de López Obrador “primero los pobres”.
Pero todo esto quedo solamente en frases mediáticas que permitieran atraer a la gente, para atraparlos y hacer de un movimiento político una religión que, con obediencia ciega, defendiera a su cúpula política y creerles todo lo que digan porque ellos serian el cambio que México necesitaba.
La conformación de este movimiento, Morena, fue precisamente cimentado en priistas resentidos contra la cúpula del PRI, que durante años les negó la posibilidad de alcanzar los puestos más altos dentro de la política y la burocracia mexicana.
Pese a que muchos de ellos desempeñaron puestos como coordinadores parlamentarios dentro sus congresos locales o fueron en varias ocasiones alcaldes de diferentes municipios de sus entidades federativas, algunos otros alcanzaron los puestos de dirección en las secretarias de estado, pero ellos querían más y ser secretarios de estados, coordinadores federales, gobernadores y otros puestos donde pudieran ser quienes realicen las negociaciones, concreten los acuerdos, manejen los recursos, en pocas palabras quienes repartan el pastel.
Ahora lo hacen y Morena se encamina más a repetir la historia del PRI, aquella que detestan sus seguidores y buscan perpetuarse en el poder, donde solo la cúpula política, la que esta cercana a quien decide, AMLO, son los nuevos millonarios del país, los que decidirán el rumbo de México.
Entonces, lo que muchos mexicanos creían había terminado desde 2018, vuelve a aparecer sin ningún pudor, y lo peor es que no hay un reclamo de los seguidores, porque estos solo se conforman con las migajas que les otorga esta cúpula política, en forma de programas sociales.
Estos mexicanos que votaron por el cambio, para erradicar la corrupción, la impunidad, donde la promesa era encarcelar a los ex presidentes, porque se tenían los “datos”, suficientes para castigar al PRI y sus militantes que habían causado mucho daño al país, deberán esperar que se cumpla esta promesa, aunque será casi imposible, porque morena y PRI han empezado una alianza.
Morena vuelva a usar la política para extorsionar y dejar de lado la justicia; se abrió la puerta a la impunidad. Nuevamente se salen con la suya a costa de la sociedad, y quienes, desde el discurso, echan a andar la maquinaria del engaño rumbo a las próximas elecciones.
Hemos regresado a los tiempos donde la compra de conciencias y dignidad eran frecuentes, si no se doblaban, las presiones judiciales lo hacían, ahora vemos que, bajo presiones o promesas de mantenerse en el poder, muchos militantes del PRI, PAN y de otros partidos políticos se cambian a Morena, porque está de moda, dejando los principios a un lado y se asumen otros principios, porque como se decía antaño, es un error vivir fuera del presupuesto.