Este sábado se cumplió un mes de la tragedia en la mina de carbón El Pinabete, donde 10 trabajadores quedaron atrapados por una inundación. La teoría de autoridades y compañeros de las víctimas es que la perforación llegó hasta un venero, o una mina adjunta que se encontraba abandonada y llena de agua desde hace más de 10 años.
Un mes después, la mina sigue inundada, incluso el nivel es más alto que al principio, debido al ingreso de escurrimientos por las lluvias que desde hace dos semanas son intermitentes en la región carbonífera, en la parte centro norte del estado.
La víspera de cumplirse un mes, el gobierno federal llegó a un acuerdo con familiares, particularmente esposas de los trabajadores atrapados, para suspender el desagüe y abrir un tajo para tratar de localizar los restos. Según la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, esto podría llevar de seis a 11 meses.
La nueva tragedia minera ocurrió poco después de las 13 horas del 3 de agosto. Trabajadores que lograron salir de la mina expulsados por la corriente del agua, solicitaron el apoyo al sistema de emergencias.
En pocos minutos el agua inundó de inmediato los tres pozos de la carbonera, lo que impidió el ingreso de buzos y brigadas de búsqueda y rescate.
Desde el principio se instalaron bombas de gran capacidad para extraer el agua y bajar el nivel a 1.20 metros, suficiente para el ingreso de las brigadas, pero el nivel no disminuyó porque seguía ingresando agua de la mina vecina, mientras crecía la angustia de familiares de los trabajadores.
El 13 de agosto, Laura Velázquez aseguró que había condiciones para el ingreso de brigadistas. Primero bajó una cámara de video operada con un dron y después buzos del Ejército Mexicano; pero sólo para retirar algunas vigas que obstruían la visibilidad. El rescate fue suspendido debido al ingreso súbito de agua que volvió a inundar el socavón.
Especialistas de Estados Unidos y Alemania y representantes del gobierno federal decidieron habilitar nuevas excavaciones para inyectar cemento y bloquear las filtraciones de agua desde la mina vecina. La intención era crear una cortina que detuviera las corrientes de agua hacia El Pinabete.
Sin explicación de por medio, esto no se llevó a cabo. Las constantes diferencias entre los encargados del rescate provocaron la molestia de quienes esperaban noticias de sus familiares.
“Fue lamentable lo que pasó desde un principio”
“Fue lamentable lo que pasó desde un inicio, no tomaron en cuenta que estaban en un campo minado que podrá traer consecuencias fatales, eso fue lo que sucedió, da coraje e impotencia ver que siguen sucediendo eventos de este tipo que sólo dejan tristeza en las familias”, señaló Plutarco Ruiz, familiar del minero Sergio Cruz.
Después, Laura Velázquez aseguró que la única forma de sacar a los trabajadores es abriendo un tajo.
La asociación civil Familia Pasta de Conchos advirtió que la nueva estrategia de la autoridad federal no tendrá éxito y, al igual que familiares y compañeros de los trabajadores atrapados, se quejó de que Velázquez impidió ingresar a rescatistas de la región con experiencia probada.
“Nunca en absoluto se ha hecho una obra minera como la que están proponiendo la CNPC (Coordinación Nacional de Protección Civil) y la Comisión Federal de Electricidad para recuperar los cuerpos; es inadmisible que no dejaran trabajar a las cuadrillas de rescate que tienen experiencia y han recuperado a 153 mineros”, comentó el colectivo.
La decisión para habilitar el tajo a cielo abierto despertó dudas entre familiares de los obreros; algunos creen que la intención no es encontrar los restos, sino aprovechar el mineral que van a sacar.
Angélica Montelongo, cuyo hermano Jaime está entre las víctimas, está convencida de que el gobierno federal dará prioridad al aprovechamiento del carbón.
“Nos van a entregar a nuestros seres queridos en pedazos, porque ya dejaron pasar mucho tiempo, es una cosa tan desesperante e impotencia que sentimos ante las autoridades”, aseguró.
De acuerdo con Laura Velázquez, las esposas de los mineros aceptaron el tajo abierto, la construcción de un memorial en el lugar y una indemnización, cuyo monto no dio a conocer.
“Yo no estoy de acuerdo porque mi hermano no tiene valor en dinero, para nosotros es mejor y más factible que nos entreguen su cuerpo para darle sepultura y no que se quede ahí, desgraciadamente a nosotros no nos tomaron en cuenta, nada más a las esposas”, expuso Magdalena Montelongo.
El 31 de agosto pasado, la responsable nacional de Protección Civil declaró que la nueva excavación iniciaría “en horas”, pero hasta ayer no pasó. “Solo le pido a Dios, a mi madre y a mi padre que ayuden a que mi hermano salga al igual que todos los mineros”, refirió Montelongo.
“Dijeron que ya no habrá bombeo, ni nada; no se van a recuperar los cuerpos; las viudas ya aceptaron el trato, pero a quienes tenemos hermanos no nos tomaron en cuenta. La señora Laura (Velázquez) presionó a las esposas para que firmaran el acuerdo” acusó Juanita Tijerina, hermana del minero Hugo Tijerina.