Por Víctor Barrera
Próximamente se cumplirán cuatro años que Andrés Manuel López Obrador juro por hacer cumplir las leyes que del a Constitución Política emanen además de trabajar en beneficio la Nación y como consecuencia en el mejoramiento de la calidad de vida de quienes la habitamos.
Sin embargo, cada día que pasa esto no ocurre y solamente observamos como damos pasos hacia atrás, a una época donde el presidente era el personaje más poderoso y nadie, absolutamente nadie, osaba contradecirlo.
Pero pese a ello se establecían objetivos a alcanzar durante el periodo presidencial, ahora el régimen denominado 4T no ha mostrado con nitidez cuáles son sus objetivos, porque en lugar de construir ha destruido lo que hasta ahora ha costado años construir, como una serie de organismos autónomos que eran parte de la supervisión que la sociedad civil tenía para evitar que el gobierno federal y los otros órdenes de gobierno despilfarraran los recursos públicos en obras que no tuvieran una utilidad y beneficio en el corto plazo.
Este, aun, proyecto de la 4T tiene mucha gente que lo defiende, pero son incapaces de definir exactamente cuáles son esos objetivos a alcanzar y hacia donde debemos caminar para obtener beneficios para todos y no solamente para un grupo de personas.
Quienes opinan a favor del proyecto, y están en su derecho, aseguran que es el cambio que la gente esperaba y por ello arrasaron en los comicios del 2018, sin embargo, hasta ahora la mayoría de los resultados ofrecidos han sido negativos y cada decisión que se toma tiene un fuerte olor a pasado, aquel donde, repito, la figura del presidente no era cuestionada aun cuando las políticas públicas fueran adversas.
Esto está ocurriendo nuevamente, entendemos que la coyuntura internacional no es muy favorable, primero la pandemia del covid que se mantiene hasta estos días, luego la guerra entre Rusia y Ucrania que implica también un cierre a la comercialización de insumos importantes para el desarrollo de la industria.
Pero hasta ahora nadie ha visto que estas circunstancias negativas, tiene también una perspectiva de beneficio.
La parálisis industrial que se vive en Europa por la guerra puede tener resultados positivos para México porque, afortunadamente somos vecinos y socios principales en el comercio con la economía mundial número uno, pero esto aun se aprovecha y en lugar de que el gobierno este preocupado en abastecer de energías al desarrollo de lasa plantas industriales del país, se enfrasca en una lucha bizantina en el sector eléctrico que posiblemente sea negativa para México.
Esto ha puesto en jaque a nuestro sector industrial que ante la falta de abastecimiento de energía eléctrica ha bajado su capacidad de producción y esto no motiva a empresas automotrices a establecerse en nuestro territorio, además de que no existe una certidumbre de que este gobierno federal respete los contratos de producción elaborados con anterioridad.
Es lógico suponer que si el bienestar de la gente depende de la riqueza que produce su trabajo y de los impuestos que el Estado recauda por la multiplicación de operaciones comerciales, entonces el Gobierno se debería mantener en vigor el marco legal y de acuerdos internacionales que fomentan la producción y las exportaciones de las empresas asentadas en el país. También debería analizar la oportunidad para impulsar leyes que permitan establecer al comercio internacional, para alentar la producción.
En el ámbito interno también existen decisiones que evitan ser un país atractivo para las inversiones, como el decreto que, violenta la Constitución Política Mexicana, se pretende que la Guardia Nacional, pase de un mando civil, disciplinado y profesional, a ser parte de la Secretaria de la Defensa Nacional, con ello militarizando la seguridad pública.
Además, colocando en riesgo las libertades de la ciudadanía, porque ante el mantenimiento de la paz pública se deposita en un sistema donde un solo poder del Estado como el Ejecutivo asume mayor prevalecía, se convierte en un sistema totalitario, algo que rehuellen los capitales internacionales y nacionales.
Y así como estos dos ejemplos hay otros más que impiden a México poder aprovechar las posibilidades de captar inversiones, desarrollarse tecnológica, industrial y científicamente para ofrecer una mejor calidad de vida a sus pobladores.
Entonces es el momento de preguntarnos ¡vale la pena mantener este proyecto de la 4T un sexenio más o establecer otro cambio para poder exigir a quien llegue establezca políticas públicas a favor de todos y no solo de su grupo?