Por Víctor Barrera
Claro que Andrés Manuel López Obrador no le preocupa las demandas de Estados Unidos y Canadá, que podrían ser millonarias, porque tampoco le preocupa que dejen de fluir capitales a México para crear empleos y riqueza que necesita el país. Porque él no pagara las demandas, las pagaremos todos a través de nuestros impuestos.
México nuevamente se encuentra en una situación difícil, ante las decisiones tomadas por el tabasqueño, porque a pesar de que puedan conciliase las controversias entre México, Estados Unidos y Canadá, la imagen de tener un gobierno que no respeta los contratos y acuerdos comerciales ahuyentan las inversiones al país.
Primero fue Estados Unidos que durante semanas ha insistido en revisar las acciones del gobierno para cerrar el sector eléctrico, cuando este permitía la libre competencia y favorecía a ambas naciones, ahora también Canadá anunció que iniciará mecanismos de consulta y de no encontrar soluciones se irán a juicios que tendrá que pagar México en caso de tener un fallo negativo.
Hasta el momento la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, ha intentado dirimir las controversias, pero mientras no haya un cambio en la política pública de López Obrador, parece imposible que se lleguen a los acuerdos deseados
Esta es la cuarta vez que se convoca a un mecanismo de solución de controversias en el marco del T-MEC. Una de ellas, que está en el panel en curso, por parte de México y Canadá, por discrepancias sobre la interpretación de reglas de origen en la industria automotriz y en rubro de la minería.
Sin embargo, en el caso de la política energética, es casi un hecho que, después de los 75 días de plazo para las consultas, López Obrador se negará a modificar su política energética, por lo que se tendrá que convocar a un panel de solución de controversias, al que se unirá Canadá, en contra de México.
Si los panelistas determinan que México viola el T-MEC, nos haríamos acreedores a sanciones comerciales por el monto estimado del daño a las empresas por la política energética, que se estima de manera conservadora en 30 mil millones de dólares
De parte del sector empresarial mexicano, tanto el Consejo Coordinador Empresarial, que preside Francisco Cervantes, como la Concamin, que encabeza José Abugaber, han manifestado que el T-MEC debe cuidarse y respetar los acuerdos que emanan de este, porque es fundamental para el crecimiento económico, la creación de empleos y la integración de América Latina.
En el gobierno federal, alguien tendría que explicar a López Obrador, a Rocío Nahle, secretaria de Energía, y a Manuel Bartlett, que sí deben estar preocupados por las implicaciones de violar el T-MEC o cualquier tratado comercial firmado por México, porque quienes pagaran el plato serán los más pobres del país.
Esto también influirá en el crecimiento económico del país, mientras no existan capitales para reactivar los sectores productivos, nuestros resultados seguirán siendo de un punto porcentual, mayor pérdida de empleos y por supuesto mayor inseguridad, ojala esto lo piense López Obrador y se modifique un poco su política energética a favor de todos los mexicanos y no solo de un grupo de ellos