Miles de personas de la tribu Hawsa protestaron este martes en varias ciudades de Sudán para pedir justicia por el asesinato de decenas de ciudadanos durante un enfrentamiento con la etnia rival, Berti, en el sur del país africano por una disputa de tierras.
El conflicto tribal en el estado sudanés de Nilo Azul, fronterizo con Etiopía, dejó al menos 79 muertos y 199 heridos desde el pasado fin de semana, informó el Ministerio de Sanidad de ese territorio.
Según la ONU, la violencia desplazó a 17 mil personas y 14 mil de ellas sobreviven ahora en tres escuelas en Al Damazin, la capital del estado.
A pesar de que el ejército sofocó los enfrentamientos, surgieron protestas en otros estados, con marchas por las calles de la capital, Jartum, así como en ciudades como Gadarif, Kasala y Puerto Sudán.
Este martes, los manifestantes de Hawsa en Jartum sostenían pancartas que exigían «justicia por los mártires del Nilo Azul» y «no a los asesinatos de Hawsa».
Los combates, entre las tribus Berti y Hawsa, estallaron el 11 de julio.
La violencia empezó cuando la tribu Berti rechazó una petición de los Hawsa de crear una «autoridad civil para supervisar el acceso a la tierra», declaró a la AFP un destacado miembro de los hawsas bajo condición de anonimato.
Pero un alto responsable de los bertis dijo que la tribu respondía a una «violación» de sus tierras por parte de los hawsas.
La cuestión tribal es un tema sensible en Sudán, uno de los países más pobres del mundo. En 2019, el país puso fin a 30 años de dictadura militar-islamista que solía aprovecharse de las divisiones étnicas y tribales.
Durante su mandato, Omar al-Bashir solía luchar contra las guerrillas regionales enviando a milicianos de tribus rivales. En 2020, el nuevo poder integrado por civiles y militares que debía llevar el país a la democracia firmó tratados de paz con varios de estos grupos.
Pero en octubre de 2021, un golpe de estado rompió la alianza entre militares y civiles. Y el acuerdo de paz no puso fin a los conflictos tribales en el país.
Los enfrentamientos mortales irrumpen de manera regular por la tierra, el ganado, el acceso al agua y el pastoreo.